Mariano Rivera reiteró que firmó con los Yankees por un bono de 2 mil dólares; reveló que será abuelo en agosto y que el 42 fue el número que le asignaron cuando llegó a las Grandes Ligas.
El segundo panameño en ingresar al Salón de la Fama, destacó el impacto de Dios en su vida, en una entrevista que le realizó recientemente el periodista dominicano Yancen Pujols en instagram live y que aparece en su canal de You Tube.
El líder de salvamentos de todos los tiempos en el béisbol estadounidense, reveló que su sueño era ser mecánico de profesión y jugar al fútbol, tal como lo hiciera la leyenda brasileña Pelé.
“El Señor no lo permitió, él quería que fuera beisbolista y lo representara en las Grandes Ligas. Dios me abrió las puertas, el resultado ya lo conocemos”, detalló el inmortal del béisbol.
Rivera, ¿por cuánto firmó usted?, le preguntó Pujols. El ex lanzador de los Yankees respondió con una sonrisa: “2 mil dólares, mucho dinero para mí”, bromeó. “Yo hacía más de eso pescando, pero yo firmé solo por la oportunidad. Dios lo hizo de esa manera, porque tenía grandes planes para mí”, agregó.
Rivera, quien se retiró en 2013 tras 19 temporadas con los Yankees, contó cómo aceptó a Dios.
“A mi esposa le dio varicela estando embarazada de nuestro hijo mayor. Recuerdo que estábamos en la Florida y el doctor le dijo que el niño iba a nacer, pero que iba a morir pronto”, confesó el hijo de Puerto Caimito.
“Pero los planes de Dios eran otros. Ese niño iba a vivir para ser testimonio. Ahora, él tiene 26 años y va a tener su primera hija. Estoy muy contento, voy a ser abuelo”, añadió.
“Después de agosto, te contaré esa experiencia de ser abuelo”, respondió Rivera sobre su próximo rol.

El nuevo trabajo del panameño es “ganar almas” en Nueva York, donde dio a conocer que “pastorea una iglesia”. “No extraño el béisbol, siempre estoy apoyando, pero esa etapa de mi vida ya pasó”.
Además, narró cómo en 1997, con la ayuda de Dios, que según él le dio su famosa recta cortada, se convirtió en el cerrador de los Yankees por casi 17 temporadas.
“Veníamos de ganar la Serie Mundial y en mi nuevo trabajo de cerrador no me iba bien. Joe Torre [mánager de los Yankees] me dijo: mientras yo este aquí, tú serás mi cerrador, después todo cambió”, aseguró.
Rivera resaltó el orgullo que tiene de vestir la camiseta de los Yankees, por lo que representa esa organización en la historia del béisbol.
Mencionó que de las cinco coronas que ganó con los Yankees, la primera por ser “la primera” y la última porque la disfrutó con sus hijos, fueron las más significativas para él.
Sobre la canción Enter Sandman, que se convirtió en un himno cada vez que era llamado al montículo, dijo que él no fue quien la escogió. “Yo soy cristiano, no la hubiese elegido. Creo que los que llevan la anotación la pusieron, pero en realidad yo no le pongo cuidado”, recordó.
Se le preguntó por qué el número 42 y Rivera explicó que cuando llegó a las Grandes Ligas en 1995 usaba el número 58 en su camiseta. “Después me bajaron a las Ligas Menores y cuando me volvieron a llamar, me dieron el número 42. Yo no lo pedí”, dijo, y aseguró desconocer quién era en ese momento Jackie Robinson.
“Luego, me di cuenta que iban a retirar el número 42 y entonces supe del impacto de Robinson en la pelota. Yo lo tomé como un desafío y una bendición, fui el último en usarlo”, añadió.
Rivera es el primer jugador en la pelota de las Grandes Ligas en ser elegido de manera unánime al Salón de la Fama.
“He estado en el lodo y en la cúspide”, señaló Rivera al referirse a su actuación en el montículo. “Cuando perdía, me hacía dos preguntas: ¿hiciste lo mejor?, ¿estabas preparado física y mentalmente?. Si [la respuesta] era afirmativa, tenía paz”.
“La pelota me enseñó que en la vida se va a perder y a ganar, a reír y llorar, pero todo hay que gozarlo”, expresó, al tiempo que recordó que Edgar Martínez fue el bateador más difícil al que enfrentó en el campo de juego.
Mencionó que su plan era retirarse en 2012 por la “puerta de atrás, escondido, pero Dios no lo quiso así. Ese año me lesioné y perdí la temporada. Así que antes de comenzar el siguiente año anuncié mi retiro y en cada ciudad que iba a jugar le daba gracias a todos. 2013 fue un año hermoso que Dios me regaló”, detalló.
“Estoy agradecido con Dios de que nací en un pueblo pequeño [Puerto Caimito]. Estoy orgulloso de donde crecí y de Panamá”, concluyó.

