La Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) está decidida a cancelar el contrato que firmó en 2016 con el consorcio CCA-Cocige que construye el centro de convenciones en Amador.
La obra civil debía ser entregada el 31 de diciembre de 2018, pero el proyecto de 58 mil metros cuadrados registra un avance de 80%. El problema mayor, sin embargo, no es el atraso, sino las deficiencias encontradas en la estructura.
La obra, de alguna manera, es la carta de presentación de las empresas chinas que en el último año entraron con fuerza en la puja por proyectos estatales.
El 2 de febrero la ATP informó a las empresas China State Construction Engineering Corporation Ltd. (CCA) y a la panameña Construcciones Civiles Generales, S.A. (Cocige) su intención de anular el contrato debido al incumplimiento de 4 cláusulas.
A través de más de 10 comunicados enviados al contratista, el primero en diciembre de 2016, la ATP detalla la baja calidad de trabajos encontrados en el proyecto, algunos calificados de gravedad crítica, como baja resistencia del mortero, deficiencia en trabajos de albañilería y en los anclajes, así como una calidad inferior a lo pactado en el diseño en las obras relacionadas con la estructura metálica.
En síntesis se trata de trabajos ineficientes en la calidad del concreto, el acero, el sistema contra incendio, por mencionar los más críticos.
La institución advierte que nunca recibió un plano final que contenga los cambios que se han realizado al proyecto, y señala que existen 140 actualizaciones al plano original.
Ante la carencia de un plano es imposible supervisar si los trabajos están bien hechos y si se alinean con las normas de calidad que se necesitan en una obra que puede recibir a 25 mil personas.
Quedó demostrado que la compañía realizó trabajos sin la aprobación por parte de la entidad o del grupo Ayesa, que se encarga de inspeccionar y supervisar la ejecución de la construcción.
El documento, que ya fue remitido a la Dirección General de Contrataciones Públicas, detalla el uso de materiales de baja calidad, y destaca la oxidación y corrosión en el sistema de extinción contra incendios.
Inspección y fianza
Durante una inspección realizada por la Dirección Nacional de Ingeniería de la Contraloría General el 7 de enero, se comprobó que el proyecto se encuentra en un avance del 80%, cuando la obra debió estar terminada el 31 de diciembre de 2018.
A raíz de esta inspección, la Contraloría giró una nota a la ATP en la que pedía se que explicara cuáles serían las “acciones correctivas” para garantizar la calidad de los trabajos y mantener el costo, y recomendó que la entidad estuviese preparada para “ejecutar la fianza de cumplimento en tiempo oportuno con la finalidad de salvaguardar los intereses del Estado”.
El pasado 8 de febrero el departamento de fianza de la aseguradora Assa fue notificada de la intención de anulación de parte de la ATP, la entidad que a pesar de haber encontrado fallas críticas no paralizó la obra. Al menos esto no queda reflejado en su reporte.
Mano de obra
Originalmente, la fianza por 98 millones de dólares fue emitida por la empresa AIG en 2016, pero en enero de 2017, Assa completó la compra de las operaciones de la compañía estadounidense en Centroamérica. De esta forma quedó vinculada al proyecto.
En la nota dirigida a Dawei Wang, representante legal del consorcio CCA-Cocige, firmada por Gustavo Him, administrador de la ATP, se detallan 2 mil 181 incidencias o faltas cometidas , de las cuales solo el 38% fueron atendidas o corregidas por el contratista.
La ATP asegura que, además, el grupo chino-panameño incumplió con las cláusulas relacionadas con la presencia de personal capacitado; renuencia a seguir las instrucciones de la institución o del supervisor del proyecto; y baja calidad en los trabajos ejecutados.
Defectos de nacimiento
Desde su nacimiento, la obra enfrenta problemas. El consorcio chino- panameño es el segundo en intervenir en los trabajos.
HPC Contratas P&V fue el primer contratista que se adjudicó los trabajos, pero luego de una paralización de 24 meses, por problema de liquidez, en 2014 terminó por abandonar la enorme mole de concreto que había empezado en Amador.
En 2016 entró en escena el consorcio chino-panameño CCA-Cocige que aseguró que terminaría la obra sin elevar el presupuesto de 193.7 millones de dólares, luego de acordar una cesión de contrato.
Pese a los problemas estructurales que en ese momento presentaba la obra, al punto, que fue necesario demoler el 25% de lo ejecutado por HPC-Contratas-P&V, los nuevos responsables indicaron que se ajustarían al monto pactado.
Eso implicó un compromiso de ejecutar la obra con los 128.7 millones de dólares que se no habían desembolsado del contrato original.
Este diario intentó una entrevista con el administrador de la ATP para conocer qué tan comprometida queda la obra ante las fallas detectadas, pero Him indicó que por el momento no daría más detalles, en parte, por la intención de anular el contrato y al encontrarse en una fase de descargo por parte del contratista. Al cierre de esta edición no se había obtenido respuesta al cuestionario que se envió al consorcio CCA-Cocige.