“La primera cosa que hacemos, matemos a todos los abogados”. William Shakespeare, Henry VI.
El ejecutivo principal de Mercedes Benz señalaba que, en Estados Unidos, los jóvenes abogados ya no obtienen empleo. Debido a la inteligencia artificial con IBM Watson, se puede obtener asesoramiento jurídico en cuestión de segundos con una precisión del 90% en comparación con el 70% cuando lo hacen los seres humanos.
La firma estadounidense de abogados Baker & Hostetler ha contratado al primer abogado artificial inteligente, un robot llamado ROSS. Se encarga de casos que tienen que ver con quiebras y encuentra las repuestas a problemas jurídicos de una manera muy rápida.
A los retos que conlleva la inteligencia artificial deben añadirse problemas con la personalidad de los abogados y su capacidad para ser líderes.
De acuerdo con Larry Richard, psicólogo que estudia abogados, la personalidad explica un tercio del comportamiento humano.
Las investigaciones de Richard en los últimos 30 años han demostrado que los abogados tienden a tener trazos de personalidad con distintivos atípicos que difieren dramáticamente del público en general.
De acuerdo con Richard, los abogados tienden a tener puntajes más altos que el público en general en escepticismo, autonomía, urgencia y razonamiento abstracto.
Un alto grado de escepticismo es una característica típica de un abogado. De forma intuitiva se cuestionan afirmaciones hechas por otros, se preguntan sobre motivos ocultos, hacen un escrutinio de decisiones y tienden a no darle a otros el beneficio de la duda.
La paciencia no es una virtud de muchos abogados. No pueden quedarse esperando nada y pueden terminar las oraciones de otras personas.
Otro rasgo es el razonamiento abstracto, analizar, resolver problemas, usar su intelecto.
Los abogados tienden a tener un puntaje más bajo que el público en general en sociabilidad, resiliencia y empatía.
La baja sociabilidad significa que el abogado prefiere no revelar mucho sobre su vida personal. No le presta mucha atención a la vida personal de otros y evita vulnerabilidad o interacciones íntimas. Como resultado, interacciones con abogados tienden a ser extrañas o faltarles naturalidad o espontaneidad.
Nueve de 10 abogados tienen bajo puntaje en resiliencia. Esto significa que son de piel delicada y se ponen a la defensiva muy fácilmente.
Los rasgos de personalidad que tipifican a abogados y que los ayudan a ser excelentes abogados, pueden hacer un mayor desafío para los abogados el ser líderes efectivos.
La buena noticia es que con autorreflexión, retroalimentación y práctica, podemos sobreponernos a estas tendencias.
El autor es abogado