Cuarenta países, encabezados por Japón y la Unión Europea (pero no Estados Unidos ni China) acordaron requerir que los nuevos coches y vehículos comerciales ligeros sean equipados con sistemas automáticos de frenado a partir del año próximo.
La regulación requeriría que todos los vehículos vendidos estén equipados con la tecnología por la cual sensores monitorean cuán cerca un peatón o un objeto pudieran estar. El sistema activa automáticamente los frenos si una colisión es inminente y el chofer no parece responder a tiempo. La medida será aplicable a los vehículos a velocidades bajas (60 kilómetros por hora o menos) y solamente afecta a los nuevos vehículos vendidos en los países signatarios, por lo que los dueños no tendrán que actualizar sus coches y camionetas ya en uso.