Nancy Pelosi y Mitch McConnell comparten algunos objetivos legislativos, en una capital plagada de disfunciones y hostilidad partidista.
La presidenta de la Cámara de Representantes y el principal republicano en el Senado son rivales con algunos intereses en común.
Uno de esos intereses es resolver el problema de los recortes automáticos de gastos, el legado de colapso presupuestal de hace ocho años. Los dos poderosos políticos están viendo si se puede llegar a un acuerdo.
Están en juego decenas de miles de millones de dólares para programas militares y domésticos, dinero que reúne a un amplio espectro de legisladores, incluidos pragmáticos que esperan que el Congreso cumpla con su deber.
McConnell, republicano de Kentucky, y Pelosi, demócrata de California, han participado en numerosos acuerdos presupuestarios bipartidistas, y su apoyo mutuo es un ingrediente esencial para cualquier pacto.
Fuerzas dentro de la Casa Blanca de Trump parecen opuestas, al menos a la clase de acuerdos bipartidistas que se pueden dar por todo el sistema. Tres acuerdos anteriores le han negado a Trump el dinero que exigió para construir un muro fronterizo entre México y Estados Unidos y los ha firmado a regañadientes. Al equipo de Trump le preocupa que casarse con los dos problemas pueda resultar demasiado tóxico para los aliados del Partido Republicano en el Capitolio.