Dentro de la nueva Petrobras —menos ambiciosa, más concentrada en bajar costos— la vida desaceleró para muchos de los empleados que quedaron. En algunos casos, de manera alarmante.
Por ejemplo, el ingeniero que recientemente perdió el cargo de gerente y fue obligado a asumir una reducción salarial del 40%. Hoy pasa gran parte de su tiempo leyendo diarios en un espacio de oficinas semidesierto. Con dos hijos y una hipoteca grande, este ingeniero espera que el gigante petrolero estatal de Brasil le ofrezca un nuevo paquete de despido.
A otra directora le inquieta su futuro en la empresa. También le redujeron el salario —casi por la mitad— y todos los proyectos en los que estaba trabajando fueron cancelados. Se pasa el tiempo en Facebook y otros sitios web.
Los dos trabajadores, que solicitaron el anonimato porque temían por sus empleos, están entre los muchos entrevistados que describieron situaciones similares. Si bien las descripciones probablemente no se apliquen a la mayoría de los trabajadores, los ajustes claramente están despertando una sensación de angustia entre los impactados.
Hace dos años, Petróleo Brasileiro, S.A., introdujo un plan quinquenal de crecimiento audaz con un precio de $237 mil millones y trabajo para todos. Este mes, redujo esa cifra a menos de la mitad, y el jueves pasado dijo que combinaría unidades y disminuiría el número de gerentes, lo que permitiría pagarles menos. La meta: ahorrar mil 800 millones de reales ($440 millones) por año.
Impacto económico
Con el precio del crudo rondando su nivel más bajo en 12 años, pocos creen que el ajuste de costos —que comenzó en 2015— termine pronto. Eso suscita nuevas preguntas sobre la cultura de la empresa más grande de Brasil y sus efectos sobre una economía que depende de la productora estatal para aproximadamente 10% de las inversiones.
La combinación entre el colapso de los precios del crudo, la mayor deuda en el sector y un escándalo de sobornos que llevó a algunos exejecutivos de Petrobras a la cárcel y a sus proveedores a la bancarrota convirtió a las acciones de la productora, con sede en Río de Janeiro, en las de peor rendimiento entre las grandes petroleras en los últimos 12 meses, con un hundimiento del 49%.
Hoy, Petrobras tiene unos 80 mil empleados, casi el cuádruple que Statoil ASA de Noruega, que produce solo un 30% menos de petróleo y gas, según datos compilados por Bloomberg.

La compañía también empleaba todavía a 128 mil contratistas en junio de 2015, según los últimos datos disponibles.
En 2015, en su primera tanda de ajuste, Petrobras despidió a más de 6 mil empleados y 60 mil contratistas y bajó de categoría a cientos de gerentes.
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El jueves pasado, la empresa dijo que reduciría en un 30% sus 5 mil 300 puestos de gestión en áreas no operativas y que combinaría las unidades de refinamiento y gas natural.
Se presentarán los cambios a los accionistas para su aprobación y la primera etapa de despidos debería terminarse en cerca de un mes, dijo la empresa.
Petrobras se está preparando para precios del petróleo de hasta $20 por barril y sus principales proyectos en aguas profundas siguen siendo muy competitivos a pesar del hundimiento de los precios, acotó el máximo responsable ejecutivo, Aldemir Bendine.
Los proyectos en la llamada región presal que contiene los hallazgos de crudo más grandes de Brasil seguirán siendo prioridad bajo el nuevo modelo de negocios, dijo.
“Ya hemos trabajado con precios bajos del Brent antes”, dijo Bendine. “No es el fin del mundo”.

