La Unión Europea (UE) llegó a un acuerdo en las primeras horas de ayer sobre el presupuesto del próximo año, que aumentará el gasto gubernamental para crear más empleos y abordar la crisis de inmigración, pero Italia se abstuvo, en una nueva señal de la tensa relación de Roma con Bruselas.
Los países del bloque acordaron elevar el gasto para 2017 a $144 mil 90 millones desde una propuesta inicial de $142 mil 300 millones.
Legisladores y la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la UE, habían pedido más fondos.
El Consejo de los países de la UE también acordó aumentar a $167 mil 900 millones los compromisos de pago del próximo año en que podría incurrir más adelante, desde una cifra inicial de $166 mil 320 millones.
Comparado con este año, el gasto aumentará mayormente en la reubicación de los refugiados dentro de Europa y para reforzarlos controles fronterizos ante la continua llegada de inmigrantes desde África, Asia y Oriente Medio.
También se destinarán más fondos a la creación de empleos en países afectados por una alta desocupación, en particular entre los jóvenes.
“Alcanzamos nuestras metas”, dijo Jens Geier, un legislador de centroizquierda alemán que participó en las negociaciones. “El presupuesto de 2017 claramente se enfoca en nuestras prioridades de impulsar el crecimiento, crear empleos -en especial para los jóvenes- y abordar la crisis migratoria”, añadió.
Se gastará menos dinero el próximo año en las regiones menos desarrolladas del bloque, que están mayormente en el este de Europa.
Pero se espera que ese gasto aumente en los años siguientes.
Sin embargo, en una medida sin precedentes, Italia se abstuvo de votar el presupuesto, pese a que el mayor gasto en inmigración y desempleo abordaría las preocupaciones de Roma.
