Las apuestas en juegos de azar continúan de capa caída. En el primer semestre del año se mantuvo la tendencia negativa que se inició en 2015.
Entre enero y junio de 2019 se apostaron mil 61 millones de dólares, una disminución de 42 millones de dólares en comparación con los mil 103 millones de dólares apostados en igual periodo del año pasado.
En las estadísticas oficiales destaca el comportamiento de las máquinas tragamonedas tipo A, en las que se apostaron 951.2 millones de dólares.
En el país hay 30 salas que operan esta variedad de equipos, que permiten múltiples apuestas en una sola jugada.
En las mesas de juego que operan en casinos completos, ubicados en hoteles con más de 300 habitaciones, se apostaron 55.2 millones de dólares, mientras que en eventos deportivos las apuestas sumaron 26.3 millones de dólares.
De acuerdo con la Junta de Control de Juegos (JCJ), entre enero y julio el Hipódromo Presidente Remón manejó 24.3 millones de dólares, y 3.8 millones de dólares en salas de bingo.
Yelitza Amador, secretaria ejecutiva de la Asociación Panameña de Juegos de Azar (Apojuegos), comentó que la realidad del sector es pésima, con una disminución de la actividad y el pago de altos impuestos.
A su juicio, la nueva administración de la JCJ ha dado señales de trabajar con la industria para impulsar la reapertura de las cuentas bancarias para las empresas que tienen contratos y concesiones para operar juegos de azar, que en los últimos años fueron cerradas por la banca panameña al ser considerados sujetos de alto riesgo en materia de blanqueo de capitales.
Los operadores ven el impuesto del 5.5%, aplicado al monto bruto de las apuestas desde 2015, como el culpable del descalabro que vive este sector.
Amador advirtió que ya han sostenido conversaciones con el secretario de la JCJ, Manuel Sánchez, para revisar su impacto.