“Camarón que se duerme, se lo lleva la corriente”, pero “al que madruga, Dios lo ayuda”. Nuestro diálogo coloquial está lleno de frases, dichos, refranes. Las frases (tal vez solo además de los famosos chistes de Pepito) son una prueba extraordinaria de la tradición oral, ya que se enseñan de boca en boca en el momento que mejor lo amerite. De hecho, a menos que la situación lo amerite, a veces ni siquiera es tan fácil recordar todas las frases que conocemos, ni siquiera para jugar a enlistarlas. (Trata un segundo a ver en cuántas puedes pensar). Sin embargo, las frases son herramientas importantísimas del idioma, ya que sean lecciones o recordatorio, todas son atajos: representaciones de una narrativa mayor que ha sido resumida en una sola oración.
Es por esa calidad de ser atajo que estas frases son vehículos que transportan consigo toda una historia y, aunque muchas veces no sabemos ni de dónde viene la frase ni la historia que representa, no perdemos la lección. Sin embargo, aunque esto puede ser bueno, a veces también conspira en nuestra contra.
El idioma es un organismo vivo y las palabras adquieren significados culturales propios de su contexto. Aunque “el que mucho abarca, poco aprieta” seguramente fue tan buen consejo en el año 1900 como en el año 2000, “calladita, calladita te ves más bonita”, es una frase anticuada de cuando era socialmente aceptable recordarle su posición de silencio a una mujer.
Las palabras tienen un impacto enorme en nuestra manera de pensar, sentir y actuar. Y es medio que un acertijo del huevo o la gallina, de qué vino primero, si la palabra o el sentimiento. Pero por si acaso vino primero la palabra, tenemos que considerar la posibilidad de “hackear” nuestro idioma incluyendo palabras y frases que nos lleven a pensar de manera diferente y actuar de manera diferente. Nuevas frases con más lecciones de otra dimensión de comportamiento al que nos podemos suscribir.
Eso es lo que he tratado de hacer. Sin intenciones de producir una lección trascendental como “mejor pájaro en mano que cien volando”, escogí 12 frases que transmitan 12 lecciones de emprendimiento. Por si acaso. Por si acaso las necesitamos. Por si acaso las necesito yo misma. Por si acaso funciona.
1. Hazte tus propias preguntas, diseña tus propias respuestas.
2. Las buenas ideas son soluciones a problemas.
3. Piensa en grande, empieza en pequeño.
4. El que se queda esperando al momento adecuado, se queda esperando.
5. La claridad viene de la acción.
6. El talento es el hustle.
7. El reto no es ver el futuro, sino lograr que otros lo vean también.
8. No gana el que le mete más plata, gana el que le mete más mente.
9. “No” solo significa que no lo has intentado suficiente.
10. Oye tú, me gusta tu energía.
11. La meta no es ser el primero, sino ser el mejor.
12. No seas tú mismo el mayor de tus obstáculos.
Cada una de estas frases salió de uno de mis artículos, charlas o videos. Para darle vida a estas frases, trabajé con Marlene Franco para diseñarlas y crear una exhibición llamada “El Talento es el Hustle”.
“El Talento es el Hustle” es una exhibición de 12 pósters por si necesitan un recorderis acerca de cuánto hay que trabajar para cumplir con nuestras metas. “El Talento es el Hustle” es mi intento de jugar con el idioma para infundir en nuestra cultura un poco más de emprendimiento.
Los invito el próximo miércoles 22 de marzo desde las 7:00 pm en Galería Allegro (Calle 73, San Francisco) a ver estas frases. A ver si alguna se les pega, no solo como vocabulario pero también como catalizador de acción. Esta noche de inauguración será un punto de encuentro para emprendedores y un espacio para compartir historias y lecciones del camino. ¡Espero verlos! Como ya sabemos, “en guerra avisada, no muere soldado”!