Los estragos del mayor escándalo de corrupción en Brasil y el impacto del desplome del real en los balances de los bancos exigen una “atención especial” de parte de los reguladores, según un reporte del banco central, una señal de advertencia potencial de que la turbulencia del mercado en el país podría escalar.
Sin embargo, el sistema bancario de la mayor economía de América Latina cuenta con una gran capacidad de resistencia a un evento adverso de crédito, incluso bajo “la hipótesis más extrema”, dijo el banco central de Brasil ayer en su reporte semestral sobre estabilidad financiera.
“Nuestra evaluación muestra que el sistema tiene una capacidad muy grande de absorber cualquier potencial déficit”, dijo Anthero Meirelles, director de supervisión financiera del banco central durante una conferencia de prensa.
Según una serie de ejercicios de simulación, el sistema bancario podría absorber grandes pérdidas vinculadas a incumplimientos de pagos, al costo de un declive en la rentabilidad.
Algunos de los mayores prestamistas de Brasil han debido hacer frente este año al impacto de la investigación “Lavado de Autos”, pesquisa que se inició el año pasado y que descubrió que firmas de ingeniería y otros proveedores pagaron sobornos a ejecutivos de compañías estatales como Petrobras.
El escándalo llevó a un número de grandes firmas a pedir la protección por quiebra y tiene al gobierno de la presidenta Dilma Rousseff asumiendo una grave crisis política.
Pero el reporte indica que los prestamistas están mitigando el riesgo de una creciente interdependencia entre las firmas de ingeniería, proveedores y empresas de servicio implicadas en la operación “Lavado de Autos” mediante la entrega de créditos de forma más prudente y aumentando los requerimientos de que se establezcan garantías adicionales, según el reporte.