Amanda Rusmisell quería que el dispositivo anticonceptivo Essure de Bayer AG eliminara cualquier posibilidad de un embarazo inesperado. Con lo que no contaba era con que le produciría un dolor insoportable y una hemorragia que no la dejaría salir de su casa.
Rusmisell es una de las más de 16 mil mujeres en Estados Unidos que demandaron a la farmacéutica alemana por el dispositivo Essure, comercializado como una alternativa segura a las técnicas quirúrgicas, como la ligadura de las trompas de Falopio, para evitar embarazos.
El número de demandas por Essure se ha disparado en los últimos dos años, después de que los reguladores de EU obligaran a los ejecutivos de Bayer a reforzar las advertencias sobre los riesgos del dispositivo, entre ellos sangrado, dolor y daños a los órganos, y limitar las ventas del producto.
El pasado 20 de julio Bayer anunció que dejaría de vender el dispositivo en EU, a fin de año debido a la disminución de las ventas.
La compañía ya había retirado el producto de todos los demás países.
“Si hubiera sabido que me deparaban años de dolor y miseria, nunca hubiera aceptado usar” el implante anticoncenptivo Essure, dijo en una entrevista Rusmisell, encargada de selección de personal de 45 años que vive en Charlotte, Carolina del Norte, y quien debió someterse a una histerectomía para extraer el anticonceptivo.
Bayer niega cualquier problema de seguridad con Essure, dijo Christopher Loder, portavoz de la compañía. “En las últimas dos décadas, el perfil de seguridad favorable de Essure ha sido confirmado en 40 estudios publicados que involucran a más de 200 mil mujeres”, dijo Loder.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), concluyó que “los beneficios de Essure superan cualquier riesgo potencial”, dijo.
Bayer enfrenta los juicios por Essure mientras la compañía trabaja para reconstruirse como una de las empresas de ciencias de la vida más grandes del mundo.
A principios de este mes, Bayer completó la adquisición por $63 mil millones de Monsanto Co., con sede en San Luis. Con su compra por mil 420 millones de dólares de la línea de medicamentos sin receta de Merck & Co., en 2014, la compañía se convirtió en el segundo fabricante de medicamentos más grande del mundo, después de Johnson & Johnson. Por otra parte, vendió su negocio de plásticos y quiere obtener la mitad de sus ventas del segmento de salud y la otra mitad de agricultura.