Aún no está a la vista el fin de las difíciles condiciones de mercado que han causado estragos en la industria azucarera brasileña, la mayor del mundo.
Clealco Açúcar e Álcool S.A., productor de azúcar y etanol del estado de São Paulo, se convirtió en la última compañía azucarera en solicitar protección judicial para evitar la bancarrota.
No logró llegar a un acuerdo con sus acreedores para reestructurar unos 1,100 millones de reales ($250 millones) de deuda bancaria.
La compañía expresó en una declaración que los precios deprimidos del azúcar y problemas meteorológicos eran el origen de sus problemas.
Los endeudados procesadores de caña de azúcar de Brasil tienen dificultades debido a una caída de los precios internacionales del azúcar y a una prolongada sequía en el país que ha afectado el rendimiento de los cultivos en la principal región productora.
Estos ya han soportado años de excedentes mundiales y una medida del gobierno brasileño para poner techo a los precios de la gasolina, lo que redujo la demanda interna del etanol derivado de la caña.
Desde 2011, 50 plantas de producción de etanol y azúcar han cerrado y más de 70 se han presentado en quiebra en Brasil, según la agrupación del sector Unica.
En los próximos meses podrían producirse más quiebras en tanto un entorno político inestable en vísperas de las elecciones presidenciales hace más difícil refinanciar las deudas, dijo en entrevista telefónica Renato Takamura, socio de la consultora financiera Grano Capital.
Usina de Açúcar Santa Terezinha Ltda., un importante productor brasileño de azúcar y etanol, informó el lunes de que ha decidido vender parte de su participación de 65% en una terminal de azúcar del puerto de Paranaguá para poder saldar sus deudas.
La compañía comenzó hace poco una nueva ronda de negociaciones con los acreedores por una deuda calculada en unos 4,000 millones de reales ($1,044 millones).