El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, instaló su gobierno de transición con compromisos de cumplir con la Constitución y resolver los desmedidos gastos de pensiones del país.
Bolsonaro, diputado, regresó a la capital Brasilia por primera vez desde la aplastante victoria en las elecciones del 28 de octubre, también para hablar sobre los nombres del resto de su Gabinete y reunirse con el presidente saliente, Michel Temer.
Si bien el excapitán del Ejército dijo que los militares tendrían un papel clave en su gobierno, también reiteró su compromiso con el Estado de derecho.
“En la democracia solo hay un norte: el de nuestra Constitución”, dijo al Congreso Nacional durante una ceremonia en conmemoración de los 30 años de la carta magna de Brasil.
Bolsonaro dijo más tarde a la prensa que le gustaría que se aprobara en el Congreso un proyecto de ley para recortar los gastos de pensiones este año.
“Nos gustaría que saliera algo [en cuanto a las pensiones], dijo. No es lo que nosotros queramos o el equipo quiera, es lo que podemos aprobar en la Cámara y el Senado”.
Paulo Guedes, el designado ministro de Hacienda de Bolsonaro, dijo que aprobar un proyecto de ley de pensiones sería una buena conclusión para la administración de Temer.
Guedes se reunirá con el actual ministro de Hacienda, Eduardo Guardia, mientras que Bolsonaro tiene previsto reunirse con los jefes de varias ramas de las Fuerzas Armadas de Brasil.
Gran parte del éxito futuro de Bolsonaro depende de su relación con el díscolo Congreso de Brasil.
El excapitán del Ejército deberá reunir el apoyo de los legisladores para que aprueben su agenda de reforma, que incluye una revisión del desmesurado sistema de seguridad social del país y una medida que otorgaría la independencia formal al banco central.
Los inversionistas se han apresurado a comprar activos brasileños apostando a que Bolsonaro abordará una larga lista de problemas económicos, incluido el aumento de la deuda, un gran déficit fiscal y el lento crecimiento.
Aun así, para lograr sus objetivos, la administración de Bolsonaro tendrá que forjar acuerdos con un Congreso tremendamente fragmentado.
Solo la Cámara Baja tiene 513 miembros, de los cuales solo 52 pertenecen al partido PSL de Bolsonaro. En tanto, el opositor Partido de los Trabajadores del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva es el más grande de la Cámara de Diputados.
El Banco Central de Brasil señaló que la incertidumbre se había disipado desde la victoria de Bolsonaro el mes pasado. Los responsables de políticas reiteraron que la continuación de las reformas económicas es crucial para mantener bajas las tasas de interés.
El presidente electo recibió apoyo desde el extranjero. Los ejecutivos de algunas de las principales empresas de la agroindustria mundial son optimistas tras la elección de Bolsonaro.
