La rebaja de Standard & Poor's a la calificación crediticia soberana de Brasil a nivel especulativo profundizará el dolor de algunas grandes empresas prestatarias, que ya estaban lidiando con unos acreedores cautelosos y la recesión económica más pronunciada en un cuarto de siglo.
Los inversores, que tienen prohibido poseer bonos basura, podrían deshacerse de unos 20 mil millones de dólares en deuda brasileña si una segunda agencia de calificación sigue los pasos de S&P y retira el grado de inversión a Brasil, dijo el estratega de JPMorgan Securities Pedro Martins.
Para los prestatarios a gran escala, como la petrolera estatal Petrobras, incluso el impacto a corto plazo de la decisión de S&P podría ser significativo.
Petrobras acumula una deuda de unos 140 mil millones de dólares - la mayor de cualquier petrolera global- y sus costos de endeudamiento subirán, mientras que los términos de refinanciación también se volverán más difíciles, dijeron inversores.
Esto bien puede representar el fin de una era en la que tanto el Gobierno como las empresas pedían prestado dinero a un ritmo exuberante, dijo Alexandre Pavan Povoa, que supervisa 105 millones de dólares en activos para Canepa Asset Management en Río de Janeiro.
Brasil ganó la calificación de grado de inversión en 2008, consolidando su surgimiento como una potencia económica que se benefició del auge de las materias primas y la fuerte demanda desde China.
Durante ese período, Petrobras, la gigante minera Vale, S.A., los bancos y las empresas industriales pagaron costos de endeudamiento de alrededor de dos puntos porcentuales por encima de los rendimientos comparables del Tesoro estadounidense.
Esos días se han ido. Para Petrobras, el diferencial es ahora más de seis puntos porcentuales, mientras que Vale está por encima de tres puntos porcentuales.
Este año, las ofertas globales de bonos realizadas por empresas brasileñas ya han caído más del 80% alrededor de 5 mil 700 millones de dólares, según datos de Credit Suisse Group AG.