El clima del arco seco no es un aliado para los productores de la zona. Con la llegada de la temporada más caliente del año, a partir de enero, las fuentes de agua se agotan, y escasea el alimento para los animales.
Todos los años, el Gobierno recurre a paliativos para alimentar a las reses en tiempo de crisis. La falta de lluvia hace que el pasto se seque y que los reservorios de agua desaparezcan.
Las reses empiezan a morir y se activan las alarmas como si algo fuera de lo normal estuviese ocurriendo, cuando lo que sucede es cuestión de todos los años. Se asignan partidas de emergencia para comprar silos y las autoridades enfilan sus fuerzas para tratar de encontrar agua. Pero el impacto es muy bajo.
El sector productivo del país reconoce que se necesita de cambios urgentes. Ya se dio la primera alianza público-privada con la que se pretende impulsar la producción agropecuaria en la región occidental del país, y que requerirá una inversión de $557 millones en los próximos siete años.
En tanto, varios proyectos empresariales aplican buenas prácticas para ser eficientes y mejorar sus niveles de productividad, lo que garantizará la seguridad alimentaria en el país y el camino a la exportación.
En la región Seca
En Hacienda Santa Mónica, del Grupo Verdeazul, las vacas reciben agua las 24 horas del día, salvo cuando baja la temperatura. Esto es posible con la ayuda de un pivote de riego; el sistema les permite protegerse ante las condiciones climáticas del arco seco, donde la temperatura promedio supera los 31 grados.
En la finca, dedican unas 150 hectáreas para la producción de alimentos para animales, principalmente maíz y sorgo forrajero. Se asegura, con un año de anticipación, el alimento del ganado. Disponen de 4 mil toneladas de ensilaje de maíz para alimentar las reses en 2018.
Según la programación del próximo año, se cultivarán 340 hectáreas de maíz y sorgo.
En Antón, Coclé, Hacienda Santa Mónica ha invertido $6 millones en los últimos cuatro años para combinar diferentes actividades agropecuarias, aplicando procesos productivos bajo ensayo y error antes de meterse a tomar decisiones importantes.
La propiedad ocupa una extensión de 2 mil 600 hectáreas, donde se producen cucurbitáceas (melón, sandía y calabaza), pepino y zucchini, en ambiente controlado.
Se siembra a cielo abierto maíz, sorgo, piña, limón, arroz y guandú. Y se desarrollan actividades ganaderas, como producción de leche y cría de animales.
Juan Manuel Henríquez, gerente general del proyecto, observa un potencial enorme en el país. Holanda tiene la mitad de la tierra que posee Panamá y es el segundo mayor exportador de alimentos del mundo, después de Estados Unidos.
El grupo centra su producción agropecuaria en tres unidades de negocio: Lechería Santa Mónica, dedicada a la producción de leche; Agroindustria Santa Mónica, destinada a cultivos bajo la técnica de invernadero; y Hacienda Santa Mónica, especializada en ganadería y cultivos a cielo abierto de limón, piña, arroz y guandú.
A finales de 2013, Hacienda Santa Mónica inició la planificación de un proyecto lechero junto con Alliance Dairies, empresa líder en producción lechera en Florida, Estados Unidos.
Debido a la escasez de vacas lecheras de buena genética, en noviembre de 2014 llegaron al país las primeras terneras con el fin de que se aclimataran a las condiciones del arco seco de la provincia de Coclé.
A través del sistema semiestabulado, en el que el ganado pasta gran parte del día en condiciones climáticas frescas, han logrado mayores rendimientos en la producción de leche.
En clima caliente, una vaca produce cerca de 3 litros de leche diarios. A nivel nacional, el promedio es de 5 litros de leche, mientras que en Santa Mónica son 22 litros.
En tierras chiricanas
A diferencia de lo que ocurre en las provincias centrales, el clima en la provincia de Chiriquí propicia la fertilidad de sus tierras. Cerca del 80% de los alimentos que se consumen en el país proviene de esta zona.
No obstante, se necesita una mejora constante de los sistemas de producción para lograr productos con calidad de exportación.
A mil 100 metros sobre el nivel del mar en Potrerillos Arriba, provincia de Chiriquí, se encuentra ubicada la planta más grande en Latinoamérica dedicada a la producción de pimentones de colores bajo ambiente controlado.
La empresa Veggie Fresh exporta el producto a Estados Unidos, un mercado de consumidores exigentes, al que han podido tener acceso con pimentos enormes y coloridos. Esto, luego de implementar sistemas de producción hidropónicas, con métodos de clima controlado, bajo techo en invernaderos.
La técnica involucra una combinación precisa de diferentes sales minerales que contienen todos los nutrientes que requieren las plantas para su desarrollo y que habitualmente les aporta la tierra.
En la finca hay infraestructuras de acero recubierta por un plástico especial procedente de Israel, lo cual forma parte de todo el andamiaje que representó una inversión de $16.2 millones.
El capital fue aportado por un grupo de 18 inversionistas panameños.
La finca tiene una extensión de 40 hectáreas, en las que se encuentra la planta de empaque, cadena de frío y otras instalaciones. Unas 10 hectáreas están bajo cultivo, protegidas por invernaderos, cabezales de riego y sistemas climáticos automatizados.
En 2015, Veggie Fresh resultó ganador del primer lugar del Premio Nacional a la Innovación Empresarial, con un proyecto sobre la aplicación de alta tecnología al cultivo, empaque y cadena de frío del pimentón fresco de colores para la exportación a los Estados Unidos creado por Guillermo Villarreal Jiménez, uno de los máximos ejecutivos de la empresa.
La planta de empaque cuenta con los equipos que garantizan la exclusión de plagas, especialmente la mosca del Mediterráneo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura ha advertido durante los últimos años que se necesitan sistemas de innovación adaptados a las condiciones de cada país, de asistencia técnica y alianzas público-privadas para desarrollar cultivos sostenibles.