Finalmente se terminó una racha sin precedentes de siete años de crecimiento anual de las ventas de coches en Estados Unidos, pero las automotrices y sus inversores no están inquietos.
Los fabricantes de automóviles cerraron su primer año de declive de las ventas desde la recesión con sus acciones en alza gracias a la puja de Wall Street.
Hay muchas señales de que el mercado estadounidense seguirá en buen estado –aunque suavizándose– en 2018.
Estos son algunos de los motivos por los cuales las automotrices todavía no están dando la alarma pese a la caída de las ventas.
LAS CAMIONETAS, A LA CABEZA
Aunque en 2017 cayeron las ventas totales de vehículos livianos, varias automotrices redujeron las ventas de modelos de coches a empresas de alquiler, que tienden a presentar fuertes descuentos y dar menos márgenes.
Por su parte, las rentables picops de tamaño completo siguieron siendo los modelos más vendidos el año pasado, en tanto las automotrices de Detroit siguen cultivando a una clientela fiel.
La F-Series de Ford Motor Co. fue la línea de vehículos más vendida de EU por 36° año consecutivo. Como en promedio cada camioneta se vende a 47 mil 800 dólares, Ford y sus pares que fabrican muchas picops están acumulando ganancias pese a la caída de las ventas de coches.
MÁS GASTOS EN SUV
Las camionetas no son la única fuente de dinero que sale volando de las concesionarias. Cada vez más familias estadounidenses están cambiando sus sedanes por el nuevo transportista de familias de preferencia: los vehículos utilitarios deportivos (SUV, por sus siglas en inglés) crossover.
Estos SUV fabricados como coches aportan la capacidad de almacenamiento y la posición más alta de los asientos de sus hermanos basados en camionetas, pero también un manejo más parecido al de un sedán y su ahorro de combustible. Asimismo, se venden más caros, otra buena noticia para los resultados económicos finales de las empresas.