Tres años de medidas de austeridad no logran controlar la creciente carga de la deuda de Brasil, una tendencia que puede causar rebajas adicionales en la calificación de crédito soberano del país.
El banco central prevé una deuda neta de 56.8% del producto interno bruto (PIB) en 2018, frente a un estimado de 52.6% del PIB este año.
La deuda bruta aumentará al 78% del PBI el próximo año si el banco de desarrollo del país paga $39 mil millones en préstamos que obtuvo del Tesoro, o 79.8% del PIB si no lo hace; de un estimado 76.1% del PBI a fines de 2017.
Brasil registró un déficit presupuestario primario de $274 millones en noviembre; ese es el balance presupuestario del gobierno federal, los estados, los municipios y las empresas estatales que no tiene en cuenta los pagos de intereses.
La recaudación de impuestos finalmente comenzó a recuperarse después de dos años de recesión, pero abordar el déficit presupuestario de Brasil requiere de legislación.
El Gobierno está apostando a que aún puede aprobar una reforma largamente esperada del sistema de pensiones, que registró un déficit de $52 mil 170 millones este año hasta noviembre, llevando el déficit total a $23 mil 639 millones. Se espera que la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s publique una revisión de la calificación crediticia del país para fines de esta semana, y es posible una nueva rebaja a tres escalones por debajo del grado de inversión.