Hace unos meses, recibí un correo que me invitaba a aplicar a un evento llamado 3D – abreviación en inglés para Three Dinners o tres cenas. En la aplicación, debíamos seleccionar un profesor con el que quisiéramos compartir tres cenas para discutir un tema de su elección.
Sin pensarlo, escogí como primera opción las cenas con el profesor Fernando Reimers, uno de los pocos profesores latinoamericanos de la escuela de educación – sin prestarle atención realmente al tema que discutiríamos. A mediados de enero recibí un correo invitándome a la casa del profesor Reimers con otros 11 estudiantes.
Antes de empezar, cada uno debía escribir un caso de un dilema por el que tuvo que pasar en su vida profesional. En cada cena, cuatro estudiantes compartirían sus dilemas y el resto haríamos preguntas para analizarlos en grupo.
Al final de las tres cenas, los 12 estudiantes habíamos compartido nuestros dilemas y aprendido acerca de los elementos que componen los dilemas. Primero, vimos que existen varios tipos de dilemas que pueden tener distintas expresiones: dilemas de escoger o no un trabajo según sus condiciones, dilemas de denunciar o no una situación que creemos incorrecta, dilemas de hablar o callar.
Segundo, analizamos tres componentes que aparecen en todos los dilemas. Estos componentes fueron introducidos por el profesor como vocabulario con el que analizaríamos los dilemas.
Si alguien estuviera interesado en replicar esta dinámica, reunirse con 12 personas y discutir dilemas a lo largo de tres cenas, estos serían los tres componentes que debería tener en mente para facilitar esa dinámica:
1. Opción: Para empezar a analizar los dilemas, debemos preguntarle a quien comparte: ¿cuáles fueron tus opciones? Los dilemas, más que ser situaciones difíciles, son situaciones en las que tenemos que tomar una decisión difícil entre más de una opción posible. Es importante hablar acerca de las opciones que tenemos porque: 1) entendemos mejor en qué tipo de situación (y con qué tipo de opciones) encontramos dificultad para decidir.
2. Costo: Todos los dilemas nos presentan opciones que tienen un costo y tienen un beneficio. Cuando analizamos dilemas, debemos preguntarle a quien comparte: ¿cuál era el costo y el beneficio de cada una de sus opciones? Además, cuál era el costo y el beneficio para los otros partícipes del dilema. Según las opciones que podíamos escoger: ¿quién se vería beneficiado y quién se vería lastimado? Muchas de las veces las opciones se hacen más o menos difíciles cuando analizamos el costo de nuestras decisiones; y tener claro cómo reconocer los costos/beneficios nos hace comprender qué consideramos una posición difícil para decidir.
3. Agencia: El sentido de agencia es la capacidad que todos tenemos de tomar decisiones intencionales acerca de las acciones que queremos tomar. Cuando analizamos los dilemas, debemos preguntarle a quien comparte: ¿por qué sentías o no poder de ejercer tu agencia? Hay veces, que en los dilemas sentimos que no tenemos el poder de decidir.
Podemos sentir que nuestras opciones nos limitan por todas partes y que no tenemos el poder de decidir, denunciar, ni alejarnos. Lo más importante acerca de los dilemas es recordar que siempre tenemos el poder de ejercer nuestra agencia y no hay situación, por más difícil que sea, que nos prive de ello. La decisión puede ser difícil, puede tener un costo alto, pero al final lo que escojamos, lo escogimos nosotros con nuestro poder de decidir. Cuando le “echamos la culpa” a la situación y ponemos la responsabilidad afuera, cedemos nuestro poder. Cuando tomamos responsabilidad de nuestras acciones y de sus repercusiones, es lo único que nos da el poder que necesitamos.
Esta dinámica de compartir y analizar dilemas es un ejercicio de razonamiento ético. Confieso que hasta hace poco no había caído en cuenta del valor del razonamiento ético. Tal vez hace mil años en la escuela hablamos de la ética de manera aburrida y poco relevante, quién sabe. Ahora, reconozco que en nuestras vidas profesionales nos encontramos con dilemas todo el tiempo y tener un espacio para reflexionar acerca de lo que valoramos, de lo que nos pone en una situación difícil, y de lo que nos empodera – puede ser un arma de vida. ¡Lleva a cabo esta dinámica con 12 amigos y me echas un cuento!
* La autora es promotora de emprendimiento