Chile anunció el cierre de ocho centrales termoeléctricas en los próximos cinco años, en el marco de un plan que busca lograr que el país sea carbono neutral hacia 2050, en base al impulso de las energías renovables no convencionales.
El plan, anunciado por el presidente Sebastián Piñera, prevé el cierre de centrales que representan el 20% de la capacidad energética generada en el país, equivalente a 23 mil 389 megavatios (MW), pero fue considerado insuficiente por organizaciones ambientalistas.
“Se ha oficializado una condena al carbón por 20 años más”, criticó la organización conservacionista Greenpeace, explicando que el anuncio “está lejos de la ambición climática que debiera liderar el presidente Piñera”, ya que “es perfectamente posible” tener un plan de cierre inmediato de las ocho plantas anunciadas y de todas las existente en el año 2030.
La mayoría de las plantas que van a cerrar, además, estaban a punto de cumplir su vida útil, de acuerdo a Greenpeace. “Anunciarle al país que van a cerrar las siete centrales que tienen más de 40 años, más la de Tarapacá, que es un poco más nueva, no es un buen anuncio”, coincidió Sara Larraín, ecologista de la organización Chile Sustentable.
El plan oficial, en el marco de las acciones que el Gobierno está realizando como anfitrión de la próxima COP 25 en diciembre próximo, establece que de aquí a 2024 se cerrarán una central en la cuidad de Iquique y cuatro en la de Tocopilla, ambas en el norte del país; dos en la localidad de Puchuncaví, en el centro, y una en Coronel, en el sur de Chile.
Con esta decisión, el Gobierno estima “que el nivel de emisiones del sector eléctrico en lugar de alcanzar los 30 millones de toneladas de CO2 equivalente por año, será de 4 millones de toneladas de CO2 por año”.
“Estos pasos que estamos anunciando hoy son la forma concreta y real de transformar palabras y compromisos en hechos y realidades”, dijo Piñera, al firmar el acuerdo de cierre con las empresas Engie, Enel, Aes Gener y Colbún en la ciudad de Tocopilla.

