El Gobierno chileno subió ayer su proyección de crecimiento de la economía a un 3.8% para este año, favorecido por un mejor desempeño de la demanda interna y pese al eventual impacto de una guerra comercial entre Estados Unidos y China.
El aumento en el pronóstico del producto interno bruto (PIB) se compara con un cálculo previo del 3% estimado en el proyecto de presupuesto de la nación para 2018.
“La aceleración de la actividad económica se da en un contexto de inflación controlada”, dijo el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, durante una presentación ante una comisión parlamentaria.
No obstante, el nuevo cálculo del PIB para este año supone una ligera moderación de la actividad en el segundo semestre tras expandirse cerca del 4.7% en la primera mitad de 2018.
Larraín dijo que el esperado repunte de la economía se daría en medio de un complejo escenario externo por la normalización de las condiciones financieras y la posibilidad de una guerra comercial. Con todo, el funcionario estimó un déficit fiscal de 1.7% para este año, por debajo de la variación negativa del 1.9% previsto anteriormente y del 2.8% contemplado en 2017.