Julian Senn-Raemont no está muy convencido de que vaya a necesitar realmente una cobertura médica cuando quede afuera del plan de su padre dentro de un par de años, sin importar el rumbo que tome el debate en torno al tema en Washington ni el precio de los planes.
Este músico de 24 años siempre tuvo una cobertura médica, pero no le gusta que lo obliguen por ley a contar con una y tampoco cree que la necesite a esta altura de su vida.
“Me voy con la ley de las probabilidades”, expresó Senn-Raemont, quien vive en Woodstock, Illinois, aludiendo a que la gente joven rara vez necesita ir al médico.
Piensa no tener cobertura hasta que se case y tenga familia o hasta que consiga un trabajo que ofrece un plan médico. “Confío en que podré conseguir atención médica si la necesito”, manifestó.
La perspectiva de Senn-Raemont puede plantear un serio problema a los republicanos en su empeño por eliminar el plan de salud de Barack Obama. Las aseguradoras necesitan clientes jóvenes y saludables para poder mantener los precios bajos.
El plan de Obama obliga a todo el mundo a sacar un seguro médico. El plan que elaboraron los republicanos no obliga a nadie, aunque aplica castigos a quienes se salen de un plan y ofrece planes muy básicos y baratos para los jóvenes. Barato, sin embargo, no es lo mismo que gratis.
Y gente como Senn-Raemont no quiere pagar. Otros jóvenes adultos, por su parte, temen que si se permite que se impongan estos planes básicos, las coberturas más amplias serán muy caras y tal vez inalcanzables.
En Houston, Jimmieka Mills, de 29 años, paga $15 al mes por un plan subsidiado por Obamacare, como se conoce a la ley de salud que impulsó Obama.
Y teme que el Congreso debilitará las garantías de atención preventiva gratis, por lo que hizo una cita para que le hagan implantes anticonceptivos que duren varios años. “Estoy asustada”, expresó. “Me estoy preparando para hibernar. Así me siento realmente”.
Los republicanos todavía están trabajando en el plan con el que esperan reemplazar al de Obama, pero el proyecto que barajan incluye una propuesta del senador conservador Ted Cruz que permitiría a las aseguradoras ofrecer planes con cobertura mínima siempre y cuando ofrezcan también planes que satisfacen los requisitos del Obamacare.
Las aseguradoras, no obstante, podrían negar esa cobertura a personas con enfermedades preexistentes o cobrarles más.
La investigadora de la Universidad de Georgetown Sabrina Corlette dice que los jóvenes pueden dejarse tentar por el bajo precio de planes como el de Cruz, pero que primero deberían “leer la letra chica”.
“Puedes tener que pagar costos inesperados”, señaló Corlette. “Y si, Dios no lo permita, necesitas una mejor cobertura, no podrás obtenerla por al menos seis meses”.
Para alentar a que la gente esté cubierta permanentemente, el plan republicano establece una espera de seis meses para toda persona que pase dos meses sin cobertura médica. Y los planes básicos no cuentan como cobertura permanente. Las propias aseguradoras cuestionaron esa política.
La semana pasada una organización que las nuclea (el America Health Insurance Plans) dijo en un comunicado que esa propuesta crearía “condiciones desiguales” que generarían un “mercado inestable” para las coberturas médicas.
La ley actual dice que una persona de 50 años puede tener que pagar hasta tres veces lo que paga una de 20 por un plan de salud. El plan republicano haría que se le pueda exigir al cincuentón que pague cinco veces lo que paga un veinteañero.
La Oficina de Asuntos Presupuestarios del Congreso dijo que 22 millones de personas podrían quedarse sin seguro médico en la próxima década si se aprueba el plan republicano. “En términos generales, el proyecto es malo para los jóvenes”, expresó Jen Mishory, directora ejecutiva de la organización Young Invincibles, que defiende los derechos de los jóvenes.
“Es particularmente alarmante para los jóvenes más vulnerables, las personas de bajos recursos y la gente con enfermedades preexistentes”, agregó.
Bajo el plan de Obama, la tasa de jóvenes sin cobertura médica bajó del 29% al 16%.
Jackie Todd, de 28 años, de Chicago, dice que le gustaría sacar una maestría en dirección cinematográfica, pero no quiere exponerse a perder la cobertura médica que le da su actual trabajo.