Como senador de la oposición, Iván Duque criticó duramente el “infierno tributario” de Colombia de interminables ajustes al ineficiente sistema tributario, en lugar de realizar una reforma ambiciosa para poner las finanzas públicas sobre una base sólida y aumentar la productividad.
Ahora, como presidente, después de haber perdido su primera batalla en el Congreso, al parecer firmará un proyecto de ley tributaria similar al que solía criticar, que recauda lo suficiente como para tapar un agujero en el presupuesto durante un año, mientras pospone una solución definitiva.
Después de semanas de ser rechazada en el Congreso y revisada por el Ministerio de Hacienda, el proyecto de reforma tributaria de Duque ahora está tan diluido que tal vez ni siquiera logre su objetivo principal de evitar una rebaja en la calificación crediticia de la nación, según Nomura Holdings.
El Gobierno debe reducir el déficit para evitar violar la llamada “regla fiscal”, que establece límites sobre cuánto puede pedir prestado.
“Una baja de la calificación podría tener lugar dentro de los próximos dos años”, dijo Mario Castro, analista de Nomura Holdings en Nueva York. “Los ingresos fiscales no son suficientes para cumplir con los compromisos fiscales”.
La última versión del proyecto de ley aumentaría los ingresos en $2 mil 200 millones el próximo año, según el Ministerio de Hacienda.
El plan original habría recaudado $4 mil 400 millones, principalmente al extender el impuesto al valor agregado a los alimentos básicos.
Pero los aliados de Duque en el Congreso –incluido su mentor, el expresidente Álvaro Uribe– bloquearon la propuesta, endosando a Duque todo el oprobio de haber tratado de gravar los alimentos básicos nacionales como los frijoles y el arroz, pero ninguno de los ingresos.
La luna de miel del abogado de 42 años, que asumió el cargo en agosto, terminó abruptamente. Su índice de aprobación cayó a 27% el mes pasado, desde 54% en septiembre, según una encuesta de Invamer.