Compras a ciegas en los supermercados

Compras a ciegas en los supermercados


Laura necesita un par de artículos de limpieza, además del pan y el queso del desayuno. Llega apurada al supermercado. Tiene dificultades para conocer cuál es el precio de uno de los productos. Duda. No sabe qué presentación comprar. No puede comparar entre una marca u otra.

El tiempo apremia. Su plan era salir de la tienda antes que el tranque y la lluvia se apoderaran de la ciudad. Pero fue misión imposible.

Es obligación del establecimiento comercial brindar la información clara y veraz. Aunque muchas veces el cliente ni siquiera tiene acceso al precio.

Esta situación, a pesar de que las autoridades reguladoras están supervisando constantemente, sigue siendo una falla que no se resuelve.

El inconveniente se encuentra como la segunda anomalía en las cadenas de supermercado, al contabilizarse de enero a abril un total de 4 mil 259 faltas, según datos estadísticos que maneja la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco)

Los productos vencidos y sin fecha de caducidad ocupan el primer y tercer logar, respectivamente, en las estadísticas oficiales.

Por no tener algún precio a la vista los negocios pueden ser sancionados con multas de hasta $25 mil, dependiendo del tamaño de la empresa, de la gravedad de la falta y la reincidencia del comercio.

Más de 10 cadenas de supermercados han sido sancionadas en el primer cuatrimestre del año por incurrir en anomalías, provocando multas por un valor de $793 mil 432.

Un sondeo, no científico en prensa.com, arrojó que de mil 971 participantes, 92.2% se ha enfrentado a situaciones similares a las vividas por Laura.

El 7.6% (150 personas) respondió que sí encuentra el precio y solo 0.2% (4 internautas) adujo que no sabía.

El gran número de participantes en esta consulta manifestó que muchos de los supermercados del país no tienen todos los precios marcados o no están correctamente indicados.

Dijeron, que en ocasiones, los precios que aparecen en los anaqueles no coinciden con los que se visualizan en las cajas registradoras, siendo a veces más alto de lo que se anuncia.

Igualmente, se quejaron de que los lectores o verificadores de los códigos de barra han ido en descenso, por lo que resulta difícil validar el precio antes de llegar a la caja.

El empresario Nicholas Psychoyos, presidente del Grupo Rey, reconoció que es prácticamente imposible mantenerse al día con los cambios de precios generados por los proveedores, aunque en el sistema (caja registradora) se actualizan automáticamente.

No obstante, los precios en estanterías tienen que ser colocados físicamente por personal del supermercado y “es allí donde se produce el desfase”, afirmó Psychoyos, al informar que en el caso de la cadena Rey estarán invirtiendo en lectores de código de barras para que el cliente tenga un método alternativo de consulta de precios.

Se calcula que los lectores estén instalados en esta cadena dentro de los próximos 120 días o 4 meses.

Raúl Eduardo Molina, presidente de la Asociación de Consumidores Libres, considera que si el precio no está en los anaqueles, las personas deberían ubicarlo en el empaque o acudir a un lector de precio, pero si estas opciones no son funcionales debería quejarse con la gerencia del supermercado.

“La forma más fácil de ayudar al consumidor a tomar una decisión de compra es poner a la vista los precios de los productos”, subrayó Molina.

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