El aumento de los costos del transporte y la reticencia de los agricultores no han logrado frenar el ritmo de las exportaciones de soja de Brasil, donde los comerciantes compiten por abastecer a clientes en China que necesitan alternativas a los cultivos estadounidenses que pronto estarán sujetos a nuevos aranceles producto de una guerra comercial en ciernes.
Los envíos al extranjero totalizaron el mes pasado 10.4 millones de toneladas métricas, un aumento del 13% frente a junio de 2017, según datos del gobierno publicados ayer.
Las exportaciones disminuyeron levemente respecto de los 12.4 millones de toneladas de mayo, que suele marcar el punto máximo de la temporada porque es cuando se completa la cosecha. Brasil es el mayor productor y exportador de soja del mundo.
Si bien la cosecha de 2018 fue la más grande que se haya registrado en Brasil, una huelga de camioneros suspendió los envíos a los puertos durante 10 días en mayo y llevó al gobierno a imponer una tarifa de flete mínima que aumentó el costo de transportar los productos desde el campo hasta el mercado.
“El transporte de granos continúa en la mayor parte del país”, señaló en una entrevista telefónica Abner Matheus João, analista de Esalq-Log, la rama de investigación de logística de la Universidad de São Paulo.
“Los comerciantes no pueden dejar la soja en el campo ya que tienen buques que cargar y compromisos de exportación que cumplir.”
Para muchos exportadores, eso significa pagar más por los envíos. En algunas rutas, los costos de transporte han aumentado más del doble después de que el gobierno estableciera tarifas mínimas para el transporte de mercancías por carretera, las que comenzaron a regir el 30 de mayo, aunque muchos compradores están infringiendo la normativa al negociar tarifas más bajas, dijo João. El costo del transporte representa alrededor del 25% del precio de la soja en el estado de Mato Grosso, el mayor productor, según Imea.