Mejorar la educación, la institucionalidad y la competitividad, además de lograr cohesión social son algunos de los retos que tiene Panamá para avanzar hacia el desarrollo. No hay plazo específico para trabajar en estos ámbitos, porque no todos los países avanzan al mismo ritmo ni al mismo tiempo, pero cuanto antes se empiece, más rápido se obtendrán resultados.
Así lo reafirmó ayer Carlos Garcimartín, economista país del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para Panamá, durante el segundo día de la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE) 2019, que organiza la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede).
“Panamá ha tenido un crecimiento económico envidiable en los últimos años, pero se ha ido quedando atrás en elementos importantes como la calidad institucional, educación y competitividad. Esto en buena medida es lógico, porque el crecimiento puramente monetario siempre es más rápido. El desafío es no dejar atrás estos ámbitos y crecer a la par, para lograr consolidarse como país de ingresos altos o desarrollado”, dijo el representante del BID.
Entre 2006 y 2017 Panamá mantuvo un crecimiento promedio anual de 7.2%, frente a un 2.9% de América Latina y el Caribe y 1.8% de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). No obstante, en la última prueba del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA 2009), Panamá obtuvo una puntuación inferior a los países de éxito, y al promedio de América Latina en las tres categorías: lectura, matemáticas y ciencias.
Ayer, este tema volvió al centro del análisis en la reunión de CADE, cuando se habló de productividad y sostenibilidad. Jorge Motta, secretario nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, dijo que no se puede hablar de un Panamá próspero sin que haya un cambio estructural e inversión estratégica en la educación y el conocimiento en desarrollo tecnológico.