La decisión de China de aumentar su ratio de déficit presupuestario al 2.8% este año desde el 2.6% en 2018 es apropiada para la economía, y deja espacio para que los encargados de las políticas monetarias puedan actuar, dijo el ministro de Finanzas, Liu Kun.
Sin embargo, una política fiscal proactiva no significa que China abrirá las compuertas a los estímulos, aseguró Liu en una conferencia de prensa al margen de la reunión parlamentaria anual que se desarrolla en Pekín, reiterando las promesas de prudencia hechas por el gobierno.
Los inversionistas globales están observando de cerca la fuerza con que Pekín apoyará a la economía después de que el crecimiento en 2018 se desaceleró a un mínimo en casi 30 años.
El mercado está especialmente atento a cómo los responsables de la formulación de las políticas equilibrarán la necesidad de un crecimiento frente a la amenaza de un nuevo estallido de los riesgos financieros y la deuda.
El primer ministro Li Keqiang dijo que China reducirá miles de millones de dólares en impuestos, aumentará la inversión en infraestructuras e incrementará los préstamos a pequeñas empresas como parte de los estímulos del Gobierno para reforzar su economía.
Liu reconoció también que los recortes impositivos podrían ejercer cierta presión sobre las finanzas de los gobiernos locales, pero prometió que se transferirán más fondos del gobierno central a las localidades.
Teniendo en cuenta la presión a la baja sobre la economía y la futura política de mayores recortes de impuestos y tasas, algunas regiones aún enfrentarán una presión presupuestaria relativamente grande este año, dijo Liu.

