Los operadores de juegos de azar han prescindido en los últimos tres años de 6 mil 500 trabajadores y no descartan que esta cifra aumente antes que termine el año.
Alegan que el impuesto de 5.5% que impuso el Gobierno en 2015 para financiar el incremento salarial a los jubilados y pensionados alejó a los turistas y grandes apostadores. Y con menos ingresos deben recortar gastos.
El impuesto del 5.5% debe ser pagado por el apostador al momento de cambiar sus fichas o créditos en la caja, sin importar si ganó o perdió.
Antonio Alfaro, presidente de la Asociación de Administradores de Juegos de Azar (Asaja), indicó que además de los 3 mil 500 trabajadores de tiempo completo que han despedido los casinos, hay otros 2 mil 500 colaboradores eventuales que ya no son requeridos.
“El extranjero no quiere que se le cobre el impuesto y mucho menos cuando ha perdido. Y por eso han dejado de usar las mesas de apuestas y ahora lo estamos viendo en las máquina tragamonedas”, dijo Alfaro.
Durante el último año también ha disminuido el consumo, por lo que el mercado doméstico también podría estar restringiendo el gasto en apuestas.
Por su parte, Yelitza Amador, secretaria ejecutiva de la Asociación Panameña de Juegos de Azar (Apojuegos), indicó que el cerco bancario que existe sobre el sector también ha alejado a clientes extranjeros.
Yelitza Amador
Secretaria ejecutiva de Apojuegos.
“Si un apostador viene a Panamá y gana una suma importante, la compañía no puede hacerle una transferencia, porque no cuenta con acceso bancario”, indicó.
Aunque Panamá salió en 2016 de la lista del Grupo de Acción Financiera (GAFI), que incluye a países con deficiencias para frenar el blanqueo de dinero, la mayoría de los bancos en el país no abre cuentas bancarias a las empresas vinculadas al sector de apuestas.
Por el momento, el Banco Nacional de Panamá es de las pocas entidades que acepta dinero proveniente del juego de azar, pero para el pago de impuestos que deben hacer estas compañías a la Junta de Control de Juegos (JCJ)
La vocera de Apojuegos indicó que están solicitando una reunión con la Intendencia de Supervisión y Regulación de Sujetos no financieros y la JCJ para conocer si existen investigaciones que involucren a empresas de juegos de azar con el lavado de activos, y explorar alternativas que permitan acceso nuevamente a los servicios bancarios.
Amador indica que el impuesto del 5.5% ha afectado con más fuerza a las mesas de juegos, pero también a las tragamonedas tipo A y tipo C.
Las primeras aceptan múltiples apuestas en una sola jugada, mientras que las tipo C tienen un límite en el monto que se puede apostar.
En los primeros 8 meses del año las apuestas en las mesas de juego cayeron 27%, hasta los 88 millones de dólares. Entre enero y agosto se apostaron mil 470 millones de dólares, una caída interanual de 2.4%. Del total apostado, mil 119 millones de dólares fueron pagados en premios.
Ante la queja de los operadores de juegos de azar por el impacto que ha tenido el impuesto de 5.5%, Eric Ríos, secretario ejecutivo de la JCJ, comentó que es importante revisar la información de las empresas con los datos de la institución antes de hacer una valorización del mismo.
Señaló que anualmente el impuesto deja una recaudación de 50 millones de dólares y agregó que “no hay que perder de vista que se trata de un impuesto que fue creado para hacerle frente al pago de las jubilaciones”.