Las detenciones de Ramón Fonseca Mora y Jürgen Mossack por su supuesta implicación en el caso Lava Jato tendrán un impacto en la industria financiera global, aseguró Bruce Zagaris, experto en políticas taxativas e industria offshore.
“Las detenciones tendrán un impacto en todas las jurisdicciones, pero principalmente en las del Caribe, ya que están bajo la misma presión que Panamá en perder sus mercados a favor de Estados Unidos y el Reino Unido, que se salen con la suya por su poderío”, aseguró durante su intervención en el foro Widening the Pathways to Open Societies.
Según Zagaris, Panamá debe continuar implementando las nuevas regulaciones para permanecer competitivos en el mercado.
Añadió que estas dieron un golpe a la confidencialidad que existía en la industria financiera mundial, lo que a su vez se ha traducido en una mayor rigurosidad hacia los clientes.
Sin embargo, Zagaris señaló que la administración del presidente estadounidense Donald Trump podría afectar esta nueva tendencia de rigurosidad. “Él no continuará con la erosión del secretismo. Ni siquiera publicó sus informes de impuestos”, dijo.
El asesor político Mark Klugmann también tuvo su participación en la conferencia. Habló sobre el desarrollo de las zonas económicas especiales, como la Zona Libre de Colón, y su importancia para los países que adoptan esta medida.
De acuerdo con el estadounidense, los ejemplos de su argumentos son Hong Kong, Abu Dabi, Dubái y Botswana, entre otros.
Propone no solo que las zonas tengan libertad económica, sino también autonomía legal, política y administrativa.
Klugmann aseguró que después de todos los escándalos financieros y de corrupción en Panamá, el Estado no debe solucionar estos problemas, sino perseguir oportunidades. Es decir, aprovechar la crisis para reinventarse. “En 10 años Panamá podría tener un lugar especial entre los más transparentes y más productivos del mundo”, explicó.
El argentino Martín Krause, por su parte, aseguró que los dineros que pasan por el sistema offshore, más que para esconderlos por sus orígenes ilegítimos, son para protegerlos de los “gobiernos populistas”.
Esta maniobra fue defendida por el suizo Pierre Bessard, quien argumentó que los mejores gobiernos son los que menos impuestos cobran. O en otras palabras, planteó un sistema en el que el gobierno no recoge dinero de sus ciudadanos para garantizar salud, educación y transporte, y lo deja todo en manos de la empresa privada.
