La división dentro de la Reserva Federal (FED) sobre el momento indicado para subir las tasas de interés parece recaer principalmente en los desacuerdos sobre el panorama del mercado laboral, sugirieron comentarios de autoridades del Banco Central estadounidense.
Cuando la FED decidió esta semana mantener sin cambios los fondos federales, la presidenta del organismo, Janet Yellen, dijo que sentía que el mercado laboral tenía más espacio para avanzar antes de que pudiera sobrecalentarse.
Tres de los 10 funcionarios con derecho a voto se manifestaron en contra, diciendo que preferían un alza de tasas inmediata en vez de posponerla hasta finales de año, como la mayoría finalmente estimó apropiado.
Eric Rosengren, uno de los disidentes y jefe de la FED de Boston, explicó que su votación expresó su visión de que la caída del desempleo podría conllevar un fuerte aumento de la inflación y crear una recesión.
“Una tasa de desempleo en estos mínimos puede tener el deseable efecto de introducir más trabajadores a la fuerza laboral, pero, desafortunadamente, de manera solo temporal”, dijo Rosengren. Subir las tasas de manera modesta y gradual, aseguró, evitaría un sobrecalentamiento en el mercado laboral y permitiría que la recuperación continuara por más tiempo.
Otras dos autoridades que discreparon de la decisión, la presidenta de la FED de Kansas City, Esther George, y su par de la FED de Cleveland, Loretta Mester, no realizaron comentarios sobre su posición. Sin embargo, declaraciones de otros funcionarios en la jornada resaltaron que una profunda discrepancia en las visiones sobre el panorama del mercado laboral está generando las diferencias de opinión sobre cuándo subir las tasas. El jefe de la FED de Minneapolis, Neel Kashkari, dijo en una sesión de preguntas y respuestas a través de Twitter que creía que el mercado laboral continuaba presentando holgura y que quería ver bajar la tasa de desempleo, actualmente en un 4.9%.

