Las dos mayores economías del mundo están estancadas en una creciente guerra comercial sin una solución a la vista: el presidente de Estados Unidos (EU), Donald Trump, se prepara para imponer aranceles a productos chinos valorados en $200,000 millones y Pekín seguramente responderá.
EU está negociando esta semana con Canadá para tratar de completar un acuerdo para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), lo que algunos en la Casa Blanca dicen que permitiría a Washington elevar la presión sobre Pekín.
“La esperanza es que este Tlcan ponga mucha presión sobre las Chinas del mundo para ayudarnos a negociar acuerdos comerciales recíprocamente mejores”, dijo Kevin Hassett, presidente del Consejo de Asesores de la Casa Blanca, a Reuters.
Las dos mayores economías del mundo ya han impuesto aranceles mutuos a bienes por valor de $50,000 millones. Las conversaciones dirigidas a relajar las tensiones acabaron el mes pasado sin grandes avances, y Washington parece envalentonado por la caída en los mercados chinos y el debilitamiento de su economía.
China planea dos celebraciones del libre comercio: una feria de importación en noviembre y el cuadragésimo aniversario en diciembre de las reformas de mercado. Sin embargo, los asesores del Gobierno chino rebajaron las expectativas de que cualquiera de las dos citas produzca medidas que relajen las tensiones.
“China parece incapaz o reacia a anunciar grandes liberalizaciones que puedan ser consideradas ‘medidas para construir confianza’ o ‘anticipos’ de reformas a corto plazo”, dijo Craig Allen, presidente del Consejo Empresarial EU-China, que tiene su sede en Washington, en una carta a sus miembros el fin de semana.
“Sabemos que el presidente ha recibido informes de que la economía china pasa por dificultades –informes que creemos que son exagerados– y por ello creemos que la presión adicional podría ser eficaz en el corto plazo”, dijo Allen.
Washington pide a Pekín que mejore el acceso al mercado y protección de la propiedad intelectual para las empresas estadounidenses, reducir las subvenciones y un déficit comercial de $375,000 millones.
El gobierno de Trump está preparado para dar más pasos con una nueva serie de aranceles después de un periodo de consultas públicas, pero el momento de su aplicación sigue siendo incierto, dijeron a Reuters personas que conocen los planes de la administración.
Los nuevos gravámenes comenzarán a afectar directamente a productos de consumo, como mobiliario, luces, ruedas, bicicletas o sillas de coches para bebés.
Trump dijo que no estaba preparado para alcanzar con China el acuerdo “que a ellos les gustaría”. “Seguiremos hablando con China”, dijo en la Casa Blanca.
“Pero justo ahora no podemos hacer ese acuerdo. Mientras tanto estamos recaudando miles de millones de dólares de impuestos procedentes de China, con la posibilidad de miles y miles de millones de dólares más”, dijo.