Los dirigentes de Portugal, España y Francia se comprometieron en Lisboa a mejorar la interconexión energética de los dos países ibéricos con el resto de Europa, para abaratar costes y favorecer el desarrollo de las renovables.
Como medida concreta en esta cumbre entre los jefes de gobierno de España y Portugal, Pedro Sánchez y António Costa, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se firmó la financiación de una conexión eléctrica submarina entre España y Francia a través del golfo de Vizcaya.
También hablaron de interconexiones gasísticas, una opción a la que se oponen los ecologistas, y que será estudiada cuidadosamente por un grupo de expertos.
La Comisión Europea subvencionará la interconexión del golfo de Vizcaya al 30%, aportando $675 millones, una cantidad sin precedentes para un proyecto energético.
A ella podría sumarse el Banco Europeo de Inversiones, que en la última década aportó $4,202 millones a proyectos de este tipo en los tres países.
“Esta cumbre es una muestra del compromiso firme de los tres gobiernos” y de las instituciones europeas con “la unión energética”, se felicitó Pedro Sánchez.
La línea, de 370 km de largo, deberá entrar en servicio hacia el año 2025, y duplicará la capacidad de intercambio de electricidad entre Francia y España, para elevarla a 5,000 MW.
Es el proyecto más importante lanzado desde que España y Portugal luchan para que la península ibérica deje de ser “un islote en Europa” desde el punto de vista energético, lo que conlleva sobrecostes de producción perjudiciales para sus economías.
Con la potencia de sus renovables, Portugal dispone de un excedente de producción de electricidad, que podría exportar más allá de España si las interconexiones se desarrollan como prevé la Comisión Europea.
“La sostenibilidad de nuestra estrategia de inversión en renovables pasa por (...) exportar a otros países”, dijo en ese sentido António Costa, que también quiere que Portugal venda electricidad a Marruecos.
El desafío es de talla, ya que la península está lejos aún del objetivo de 10% de interconexión que debía alcanzar con el resto de Europa en 2020. “Tenemos en estos momentos unas enormes dificultades de interconexión”, afirmó el comisario europeo de Energía, el español Miguel Arias Cañete.