OPINIÓN.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, advirtió a otros países que no intenten beneficiarse de una regulación sobre los mercados financieros más dura en Estados Unidos, manteniendo relajados o flexibilizando sus propios estándares. Geithner declaró: “El experimento del Reino Unido con una estrategia de ‘mínima’ regulación para atraer inversiones a Londres desde Nueva York y Frankfurt terminó trágicamente”.
“Eso debería ser una advertencia para otros países que están decidiendo si aprovechan el alza de los estándares en Estados Unidos”.
No se desea otra competencia regulatoria en momentos en que busca mejorar la regulación, con el objetivo de evitar una repetición de la última crisis financiera. Se busca un acuerdo global sobre normas en el sistema financiero que reduciría las oportunidades de efectuar lo que se conoce como arbitraje regulatorio, en el cual algunas empresas buscan las jurisdicciones con regulaciones más laxas.
Una carrera hacia el fondo (se opone a la carrera a la cima) es un concepto socioeconómico que se produce entre los países, como resultado de la competencia regulatoria. Cuando se da una fuerte competencia entre países en un área particular de la economía, se presentan incentivos para flexibilizar las normas regulatorias existentes.
El concepto surgió de la experiencia de finales del siglo XIX con la competencia entre las leyes de sociedades entre los estados de Estados Unidos.
En 1890, Nueva Jersey aprobó una ley de sociedades extremadamente liberal. Inmediatamente, Delaware (fuente de inspiración de la ley de sociedades anónimas panameña) dictó una ley más liberal aún, intentando atraer de esa forma sociedades a su propio estado, e iniciando así la carrera hacia el fondo.
El concepto recibió el reconocimiento por parte de la jurisprudencia de Estados Unidos en un fallo del magistrado Louis Brandeis. La metáfora de Brandeis fue actualizada por William Cary en 1974 cuando propone, al estudiar el caso de Delaware, el establecimiento de normas nacionales sobre gobierno corporativo.
Panamá no debe basarse en un plan de relajamiento de las regulaciones, algunas ya de por sí débiles, para atraer inversionistas. Estos inversionistas, como las golondrinas, solo se quedarán hasta que otro país dicte regulaciones más flexibles (débiles) que la local.
Una carrera hacia el fondo siempre beneficia a unos pocos, y nunca ha sido lo mejor ni más sostenible para un país ni su población.
Para nosotros está claro que la competencia para poder producir resultados sostenibles y atraer inversionistas de forma permanente, debe implicar ofrecer ventajas que giren en torno a hacerlo mejor, más rápido, más eficientemente, con más calidad, más transparencia, menos corrupción pública y privada y más responsabilidad que los demás.
El autor es abogado