La filial de Deutsche Bank AG en Estados Unidos no aprobó la segunda parte de las pruebas anuales de solvencia de la Reserva Federal (FED) debido a “importantes debilidades” en sus capacidades de datos y controles de planificación de capital.
La objeción unánime del directorio de la FED al plan de capital en Estados Unidos de Deutsche Bank es un nuevo golpe al prestamista alemán, cuya salud financiera ha sido sometida a una revisión intensa a nivel global en los últimos meses.
Deutsche Bank aprobó la semana pasada la primera prueba de la FED, que mide los niveles de capital frente un escenario de recesión severa. La segunda prueba se concentra en los planes de capital de los bancos.
“Las preocupaciones incluyen las importantes debilidades en las capacidades de datos y controles de la empresa para apoyar su proceso de planificación de capital, así como las debilidades de los enfoques y supuestos utilizados para proyectar ingresos y pérdidas bajo condiciones de estrés”, dijo la FED en un comunicado.
Si bien el reprobar la prueba de solvencia de Estados Unidos no afectaría la capacidad del banco para pagar dividendos a los accionistas, que típicamente se pagan a nivel de grupo, sí demandará que Deutsche Bank haga cambios a sus operaciones en Estados Unidos.
También significa que el banco no podrá repatriar utilidades a su casa matriz alemana sin la aprobación de la FED.
Las recientemente creadas filiales en Estados Unidos de seis prestamistas internacionales, Deutsche Bank, Credit Suisse Group AG, UBS Group AG, BNP Paribas, S.A., Barclays Plc y Royal Bank of Canada pasaron las pruebas de solvencia por segunda vez este año y sus resultados fueron divulgados por primera vez.
La FED aprobó los planes de capital de 34 prestamistas, entre ellos JPMorgan Chase & Co, Citigroup Inc., Bank of America Corp y Wells Fargo & Co, permitiéndoles usar fondos extra para recompras de acciones, dividendos y otros propósitos.
El mayor regulador del país dijo que aprobó con condiciones los planes de capital de Goldman Sachs Group Inc., Morgan Stanley, cuyos niveles de capital fueron negativamente afectados durante las pruebas por los cambios al código tributario de Estados Unidos.
Los bancos mantendrán sus niveles de distribución de capital en los niveles pagados en años recientes para reforzar su capital de resguardo.
