En Kiev se jugaba la final de la Champions League y en Boquete se cumplían las dos últimas catas del Best of Panama, la competición anual para seleccionar los cafés más excelsos de cuantos producen las tierras altas chiricanas.
A diferencia del estadio Olímpico de Kiev, en Ucrania -donde el portero del Liverpool fue el antihéroe de la fecha-, el jurado de la cumbre cafetalera comprobó las calidades de un grano que por sus condiciones podrá llegar a la perfección.
Los jueces consultados sostienen que la variedad geisha de Panamá tiene en su género la mejor reputación del mundo.
“El geisha lavado obtuvo un puntaje récord para este concurso: 94.38 sobre 100. Antes había sido la variedad de geisha natural con el mejor registro histórico, 94.11. Por ello, el año pasado algunos se preguntaron si era posible llegar a la calificación máxima. Sería una gran noticia, pero significa que no habrá más un mejor café”, valora Wilford Lamastus, presidente de la Asociación de Cafés Especiales de Panamá.
En el Best of Panama 2018, el geisha natural recibió la puntuación de 93.63, es decir, 48 décimas menos que su mejor registro de 94.11.
“Para poner en contexto la importancia de mejorar estos puntajes, el año pasado se vendió en 601 dólares la libra de este café en una subasta online posterior al Best of Panama”, recuerda Alberto Bermúdez, especialista en la rubiácea y gerente de Café Unido.
Hace cinco años, la valorización más importante por esta variedad de café se cifró en 350.25 dólares.
Ayer, sobre las 2:00 p.m. se conocían los puntajes obtenidos en cada categoría evaluada, pero se resguardaba para más tarde el nombre de las fincas ganadoras. La cata se hace a ciegas para no dejar espacio a la subjetividad.
El mejoramiento progresivo de la producción, en ocasiones artesanal y en otras tecnificada, obedece a una política sobre la base de la calidad.
“Nuestros costos son muy elevados en comparación con el resto de América Latina. Solo si permanecemos en la categoría especial, esta rama de la caficultura le podrá aportar” mejores réditos al país, aprecia el productor Ricardo Koiner, gerente de Kotowa.
Koiner sustenta sus valoraciones en los desafíos climáticos; y Lamastus añade la imposible competencia en volumen con otros países exportadores.
El clima esta vez llevó a las fincas a tener índices de producción bajos. “En muchas regiones se produjo el 50% de la capacidad; en otras, solo el 20%”, recuerda Koiner.
En cuanto a volumen, Lamastus toma de ejemplo a Colombia. El país suramericano envía al exterior un mínimo de 11 millones de sacos anuales. La categoría especial de las tierras altas chiricanas permite la cosecha de unos 200 mil sacos, de los cuales un promedio de 50 mil se venden en otros mercados.
Por estos y otros motivos organolépitcos, o sea textura, color, aroma, sabor y acidez, según Bermúdez, los 50 mil sacos de café especial panameño cautivan al público que busca el grano más excelso.
El Best of Panama 2018 parecía una Babel de las lenguas, con las voces de jueces australianos, compradores de Asia, invitados extranjeros y prensa especializada.
Desde el pasado miércoles participaron en las catas de las variedades de café producidas en las tierras altas, donde se trabajan las variedades pacamara, tradicional, natural y geisha en sus diversas modalidades.
Son la crema y nata de la industria cafetalera. “Los compradores vienen, saborean y negocian cantidades de 80 o 100 sacos con los productores”, detalla Lamastus.
Otros esperan hasta las subastas de julio para disputarse las libras de café más exquisitas del mundo. El año pasado un comprador pagó 601 dólares por una libra de geisha. Este año, consideran ahora los expertos, podrá romperse ese récord.