Fintech, unión de las palabras en inglés, finance y technology, comprende los servicios de las empresas del sector financiero que utilizan las nuevas tecnologías para crear productos financieros innovadores.
Abarca áreas como banca móvil, cumplimiento, crowdfunding, criptomonedas, pagos y transferencias, servicios de asesoramiento financiero, entre otros.
Fintech necesita de buen gobierno corporativo. Igual sucede con las startups o empresas emergentes, que son aquellas que buscan arrancar un nuevo negocio. Y es con toda la novedad y rotura o interrupción brusca (disrupción) frente a lo tradicional que conlleva Fintech, hay dos elementos que permanecen incólumes cuando se le compara con cualquier otro tipo de empresa.
Por un lado, la necesidad de quienes están detrás de las startups de tener seguros sus derechos y sobre todo de limitar su responsabilidad, y, por otra parte, la necesidad de los usuarios de los nuevos servicios y productos de conocer sus derechos y protecciones legales.
Todo ello conduce, inexorablemente, a buen gobierno corporativo, es decir, la forma como son controladas y dirigidas las organizaciones, y el establecimiento de derechos y deberes de todas las partes interesadas, que ni la disrupción de las nuevas tecnologías, si quieren ser sostenibles, podrá, ni deberá, dejar de considerar.
Las necesidades de los dueños de las startups se podrán satisfacer mediante correcta asesoría legal. Tienen una mayor solución privada. Los derechos y protecciones de los usuarios no pueden satisfacerse de igual manera.
Por ello, entre estos dos grupos, dueños/creadores y usuarios, se ubica otro muy importante, el regulador/supervisor.
Su actuación, ya sea activa, pasiva o nula, está marcando el desarrollo del tema en un país.
En los mercados donde avanzan y se les incentiva, las empresas Fintech tienen que cumplir con la legislación relevante, así como las reglas de su regulador.
Necesitan entonces el marco legal correcto para asegurarse cumplir con la ley.
Este reto es difícil en Panamá dado que el llamado ecosistema, tanto de reguladores, como de asesoría legal, es muy incipiente.
Por el contrario, como nos recuerda Gerhard Grueter del Lawson Conner, una plaza como Londres destaca por tener un regulador como el Financial Conduct Authority (FCA) que, mientras protege a los usuarios, incentiva la innovación con herramientas como, por ejemplo, el hub de innovación con el cual el regulador ayuda a entender a las startups sus obligaciones regulatorias y a hacer solicitudes para autorización y la Caja de Arena Regulatoria que permite a las empresas ya autorizadas solicitar permiso especial, para probar un nuevo modelo de negocios basado en tecnología. Por lo tanto, el mayor reto para integrar debidamente Fintech a las actividades económicas en Panamá, por lo menos de manera algo ordenada, es tener la legislación, regulador, regulaciones y asesores. Mientras esto se alcanza, lo cual toma tiempo, otros mercados tienen alternativas para ser regulados.
Por ejemplo, en Londres se tiene la figura del representante designado (supervisa a quien no tiene autorización) y se da el uso de terceros proveedores (se subcontratan ciertas actividades reguladas de proveedores autorizados). Son formulas prácticas.