Quiere una caja de cerveza artesanal gratis. Si envía $260 o más de sus impuestos a la ciudad de Yamanouchi, en la prefectura de Nagano, le mandarán 24 botellas de una cerveza de producción local como muestra de agradecimiento.
¿Quiere carne? Derive $432 de sus impuestos locales a Miyakonojo, en Miyazaki, y recibirá a cambio 3 kilos de carne de alta calidad.
El sistema Furusato Nozei (impuesto de ciudad natal) comenzó a aplicarse en 2008 como una forma para que la gente destinara parte de sus impuestos a ayudar a zonas rurales de población e ingresos declinantes. Pero su popularidad no obedece a altruismo ni a nostalgia por el campo.
A pesar del nombre del programa, el dinero puede enviarse a cualquier lugar, y buena parte se dirige a lugares que ofrecen a cambio productos locales gratis.
Hokkaido –famosa por sus mariscos, productos lácteos y muchos otros alimentos- es una de las prefecturas que más recibe.
Por otro lado, el distrito de Setagaya de Tokio estima que el sistema le costará $14 millones en recaudación impositiva en el año fiscal hasta marzo, suficiente para construir cinco jardines de infantes, según Akihiro Sasabe, jefe de la División de Planificación de Políticas.
Se estima que Setayaga, que tiene casi 900 mil habitantes y la peor crisis de cuidado infantil del país –con más de mil niños en listas de espera- perderá más ingresos a manos del Furusato Nozei que cualquier otra municipalidad de Tokio en este año fiscal.
Todo lo que puede ofrecer para atraer impuestos son obsequios frugales como entradas a museos, que el año fiscal pasado contribuyeron a la recepción de $1.3 millones dijo Sasabe.
