El sorpresivo arresto de Meng Wanzhou, la directora financiera de Huawei Technologies Co., ha lanzado a la compañía a una tormenta política y profundizado una gran amenaza: que más y más países rechacen sus switches, routers y teléfonos debido a un creciente temor a que espías extranjeros puedan secuestrarlos.
Pero en el interior de la sede de Shenzhen de Huawei, un reservado grupo de ingenieros trabaja, indiferente a esos riesgos, en inteligencia artificial, computación de nube y tecnología de chips, algo crucial para las prioridades nacionales de China y para el futuro de Huawei. En tanto la guerra comercial persiste, el gobierno chino ha impulsado la creación de una industria menos dependiente del software y los semiconductores de los Estados Unidos.
Lejos de desacelerar esas ambiciones, la detención de Meng apresurará la caída de esa “cortina de silicio”, cuando EU y China ya no se proporcionen chips mutuamente, escribió en un reciente informe Gus Richard, un analista de Northland Capital Markets.