Un ritmo diferente del de la economía panameña marca la industria del fitness. Su comportamiento se apareja con el que traza el negocio regional de los gimnasios cuyos registros de hace tres años determinaron ingresos anuales de 6 mil millones de dólares, según el cómputo de la Asociación Global de la Industria del Fitness, International Health Racquet & Sportsclub Association (Ihrsa, por sus siglas en inglés).
Panamá sigue la misma ruta de países como Brasil y México donde son furor los centros de entrenamiento. Ihrsa contabilizó en nuestro país 338, cifra que por lo menos en la capital se verifica en la cantidad de barriadas con varios lugares para hacer ejercicios.
Según Rogelio Castrellón, gerente general de Fitu, distribuidor de los equipos Life Fitness, los gimnasios barriales apuntalan el mismo patrón operativo y “funcionan en un lugar pequeño” gestionado por un propietario que suele “cobrar en efectivo”, y que, “conoce a todos los socios”.
Esta manera simple pero eficaz de gestionar el negocio masifica una tendencia que en términos de Brian Lutz, creador de la aplicación Gym Club App, conectada con una veintena de gimnasios, se convierte en un hábito y en un tema recurrente de conversación de las personas en busca de una mejor salud. “Los panameños hablan con frecuencia de dieta, ejercicio, calidad de sueño o postura” en momentos en los que antes se ventilaban asuntos laborales, como en la oficina; o familiares, como en el Día de la Madre.
Es tal la fiebre de los ejercicios, que esta tendencia se aprecia en espacios diferentes de los gimnasios, sostiene Itzel Hasday, gerente de PowerClub, quien repasa los lugares donde es normal ver personas sudando la gota gorda aunque su cara refleja la satisfacción del deber cumplido: en casas, parques y algunas calles; en la cinta costera y en la calzada de Amador; en la playa... “En estos y otros sitios la gente trabaja para sentirse bien y prevenir enfermedades. Se trata de alcanzar un bienestar personal y de ir llegando a la vejez en condiciones saludables”, dice Hasday.
La rentabilidad de la industria fitness se observa en la manera como alienta a los inversionistas. A los centros PowerClub, gestora de 13 centros de alto rendimiento deportivo en la capital, se sumó hace dos años la cadena Planet Fitness, y recientemente la red Smart Fit. Este medio periodístico trató de contactar a algún vocero de Smart Fit pero no obtuvo respuesta. Según la página web de esta cadena, operan tres sucursales en la capital, y próximamente, se inaugurará una cuarta.
“Nuestro mercado meta consiste en [incorporar] clientes nuevos al mundo fitness. La buena noticia es que en Panamá, más del 90% de la población nunca ha tenido acceso a un gimnasio con un precio accesible y [en] un buen ambiente”, determina Dave Leon, CEO de Planet Fitness Management Group, propietario de esta franquicia en Panamá.
Hasta la fecha, Planet Fitness apunta un promedio de 10,000 miembros por club, y alrededor de 2,500 personas acuden diariamente a cualquiera de sus cinco sedes. “Nuestro plan es tener por lo menos 13 ubicaciones en Panamá. Programamos 4 inauguraciones, en 2020 y 3 más, en 2021”, añade Leon.
Ante tal avanzada que data desde 2017, no se quedó atrás PowerClub y presentó una línea de gimnasios con el nombre Ánimo, para un público amante de rutinas específicas de ejercicios. “Personas con tiempo muy medido”, añade Hasday.
Dicho segmento tiene tarifas inferiores a las establecidas en los otros 13 centros de acondicionamiento de la cadena.
Ánimo, hasta la fecha, funciona en La Chorrera, Calle 50, Versalles y Villa Lucre, con “una calidad del servicio igual a la de cualquier PowerClub, en instalaciones grandes y dotadas con equipos de primera”, dice la gerente de la compañía.
Sobre la proliferación de centros CrossFit, León sostiene que Planet Fitness “ha creado una gran disrupción” en la industria fitness y que “han hecho que la competencia copie nuestro modelo de negocio”. Y Hasday declara que en el mercado panameño “las oportunidades son para todos” y que PowerClub “sirve a una clientela más exigente”, en tanto, que otras personas “buscan centros más económicos”.
El auge fitness se explica de varios formas. En favor de los gimnasios juega el clima incierto de Panamá. Incide además, que la gente quiera estilos de vida saludables, holísticos, dice Rogelio Castrellón, y por ende encuentra en los centros deportivos un portafolio de servicios concernientes a nutrición, bienestar y prevención de enfermedades.
No debe perderse de vista que el equipo de colaboradores de los gimnasios, como sucede en PowerClub, asegura Hasday, sigue al detalle los propósitos de los usuarios a quienes les llevan las soluciones en boga en el exterior. “Estos servicios se mantienen si responden a las expectativas de los clientes”. Y que los gimnasios complementan a otras disciplinas.
Colombia es el cuarto país en la lista de Ihrsa, y en sus ciudades de Medellín y Bogotá hay un furor fitness, que según Castrellón, se vivirá en Panamá en unos dos años cuando aumente el número de gimnasios en otras ciudades. Un 90% de los habitantes del país los espera.