Inestabilidad en Colón golpea sector logístico

Inestabilidad en Colón golpea sector logístico


Panamá es el país con mayor competitividad logística de América Latina, de acuerdo con el Banco Mundial, un título que se ha ganado gracias a su posición geográfica y el acceso a los mares, las operaciones del Canal, los puertos y la principal zona franca del hemisferio.

El país, que como diría hace poco el presidente de la República, Juan Carlos Varela, “abrió sus entrañas para dar paso al comercio del mundo”, observó la ruptura de su cadena logística, la principal apuesta en términos de crecimiento económico.

Los disturbios en la ciudad de Colón provocaron un efecto dominó. Se supone que los contenedores repletos de mercancía que salen de la Zona Libre de Colón (ZLC) van directo a los puertos. Allí los esperan los barcos que los entregan en su destino final, y si no llegan, se fragmenta el ciclo, se pierde el cupo de despacho y se deteriora la relación con las navieras.

Eso fue lo que sucedió el pasado martes, cuando grupos delincuenciales, según la policía, provocaron caos y protagonizaron hechos violentos en el centro de la ciudad atlántica, en paralelo a una huelga convocada por el Frente Amplio por Colón (FAC), que agrupa a empresarios, sociedad civil y dirigentes magisteriales.

La delincuencia común saqueó tiendas y destruyó la propiedad privada; transportar mercancía hacia los puertos y aeropuertos era riesgoso, casi como una provocación o un chispazo directo a la pólvora regada.

La decisión de los empresarios fue paralizar la actividad y enviar a los trabajadores a sus casas.

Manuel Grimaldo, gerente de la ZLC, explicó que por día se registra, en promedio, entre entradas y salidas, el movimiento de 800 contenedores. “El martes se redujo a 253 contenedores y ayer [miércoles] se reportaron 300 contenedores. Es evidente que el vandalismo sí afectó la economía y el movimiento comercial”.

Sacudida económica

El golpe financiero y reputacional no pudo haber llegado en peor momento. Ciertamente, la ZLC cerró el año pasado con un ligero ascenso de 0.3%, pero los años previos fueron terribles ante menores compras por parte de sus clientes y medidas restrictivas de algunos mercados que protegen sus industrias de las importaciones.

“El vandalismo del martes cortó la cadena logística del país”. Lo que sucedió es algo que trasciende a Colón, afirmó Demóstenes Pérez, presidente del Consejo Empresarial Logístico (COEL).

Las operaciones en su empresa, Logistics Services-Panama, se redujeron a un 30%. “A primera hora se envió algo de carga, pero después de mediodía se suspendieron las operaciones porque se complicaron las manifestaciones. En una compañía como la nuestra, en la que laboran 300 personas, el impacto fue fuerte”.

Usha Mayani, presidenta de la Asociación de Usuarios de la ZLC, manifestó que no se han podido contabilizar las pérdidas económicas, “pero al no poder cumplir cabalmente con los compromisos adquiridos con nuestros clientes internacionales, estamos atentos a las repercusiones que se puedan generar”.

El día a día

Los episodios de violencia afectaron la vida cotidiana de todos los colonenses. Nancy Torres, directora regional del Ministerio de Salud, indicó que debido a la falta de transporte en el centro de la ciudad, suspendieron el servicio en horas de la tarde en la policlínica.

Mientras que en el hospital Manuel Amador Guerrero, el más grande de la ciudad, se reforzó la atención, pues el personal dobló sus turnos.

Julio Gallardo, director regional del Ministerio de Educación, explicó que aunque nunca se suspendieron las clases, los padres de familia decidieron, por precaución, no enviar a sus hijos a los planteles en la ciudad de Colón. Esperan que el próximo lunes todo vuelva a la normalidad, aunque la ola de violencia no es un tema coyuntural ni mucho menos espontáneo.

René Quevedo, especialistas en inserción y capacitación laboral, observa este episodio como el reflejo de problemas estructurales.

“Al margen de ayudas sociales y apoyos benéficos a la comunidad, es imperativo articular una agenda de inclusión productiva, orientada a crear independencia financiera, a través de la educación…”, dijo.

A pesar de la enorme asignación de recursos por parte del Gobierno, focalizada en el Proyecto de Renovación Urbana de Colón, no se han generado oportunidades laborales sostenibles.

Parte del problema, recuerda Quevedo, es la enorme deserción escolar, que representa una barrera que dificulta el ascenso laboral y la movilidad social de los colonenses, al tiempo que sirve de caldo de cultivo para que hoy uno de cada tres colonenses en edad productiva ni trabaje ni estudie.

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