Inversiones que no despegan

Inversiones que no despegan


Desde que en 2013 se inauguró el aeropuerto Enrique A. Jiménez en la provincia de Colón -de categoría internacional-, solo un puñado de avionetas privadas ha utilizado la infraestructura. Esta inactividad llevó a que Tocumen retirara las oficinas de Migración y Aduanas para ahorrar costos de mantenimiento. De esta manera, el aeropuerto dejó de ser internacional y quedó habilitado solo para vuelos domésticos.

Cuando la empresa Transporte Aéreo de Carga del Caribe (Taeca) acordó con Tocumen, S.A., en agosto de 2016, arrendar un espacio en la terminal aérea de Colón, su proyección era que iniciaría operaciones un mes después. Al cabo de un año, la compañía espera que las autoridades aprueben su certificado de operación.

Esta espera le ha costado a la empresa más de $1.2 millones entre planilla y alquiler de la terminal aérea (unos $4 mil al mes), sin contar el costo del leasing del avión Antonov 26. Con esta aeronave, la empresa transportará carga desde y hasta la Zona Libre de Colón (ZLC) a 20 rutas en Colombia, Centroamérica y el Caribe.

Taeca inició en febrero de 2015 ante la Autoridad Aeronáutica Civil (AAC) los trámites del Certificado de Explotación de Servicios de Aeronavegación Comercial. Si todos los documentos se encuentran en regla y no hay mayores inconvenientes, su expedición toma aproximadamente un año. En este caso, el proceso se ha prolongado por dos años y medio.

La idea de crear una aerolínea de carga aérea surgió de un grupo de empresarios de la ZLC como una alternativa para reactivar la deprimida actividad comercial del recinto, que en 2016 cerró con una facturación de $19 mil 655 millones y selló una contracción de 35% frente a los $30 mil 529 millones que registró en 2012.

Actualmente, toda la carga que reexporten las empresas establecidas en la zona franca colonense debe ser transportada vía terrestre hasta el Aeropuerto Internacional de Tocumen, para luego emprender viaje a sus destinos en las aerolíneas comerciales o de carga que despegan desde allí.

Cuando hablamos de logística, el tiempo que toma ejecutar un proceso es directamente proporcional a los costos en que incurrirá la empresa. Mientras los camiones transportan esta carga, a pocos metros del corazón de la ZLC un aeropuerto inaugurado hace cuatro años acumula polvo y no hace más que sombra: paradoja de un país que se ofrece como un hub logístico de carácter mundial.

AEROPUERTO EN DESUSO

El entonces presidente Ricardo Martinelli inauguró el 30 de agosto de 2013 el aeropuerto internacional Enrique A. Jiménez, tras una inversión de $58 millones. Aquel día hubo brindis, boquitas, empresarios y muchas fotos, y se anunciaba que la terminal aérea generaría empleos y que aerolíneas internacionales operarían desde allí.

Desde entonces, ninguna aerolínea comercial ha presentado una propuesta concreta para operar en este aeropuerto. Pero las autoridades de las dos administraciones de gobierno han avisado en estos cuatro años que varias empresas mostraron interés en la terminal.

Hasta que aterrizó Taeca con una inversión inicial de $120 mil en oficinas y unos $600 mil que proyectaron en su momento para las primeras operaciones. El plan de la empresa es invertir hasta $9 millones en la terminal en un lapso de cinco años: se contempla la construcción de un taller para mantenimiento aeronáutico inédito en la región.

Para continuar con este proyecto aeronáutico, Taeca espera por la certificación de parte de la AAC, que actualmente se encuentra en proceso de inspección por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI). Esto se debe a los malos resultados obtenidos hace dos años en la capacitación del personal técnico responsable de supervisar el tráfico aéreo dentro de sus fronteras y por no contar con los recursos necesarios para hacer frente a un eventual accidente.

Al margen de que desde Taeca han cuestionado el tiempo y ciertos modos del proceso de certificación, Javier Rey, gerente general de la compañía, entiende y respalda que las exigencias de la AAC tienen como fin mantener un alto nivel de seguridad y cumplir con los estándares internacionales exigidos por la OACI y la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés).

El subdirector general de la AAC, Robert Katz, explicó que la prolongación del trámite de certificación se debe a “cuestiones técnicas” y a “unos asuntos técnicos con el avión que tuvieron que resolver”.

Taeca se encuentra en la última etapa del proceso sobre seguridad aérea, que consta de cinco fases; la empresa está finalizando la número cuatro, que implica cumplir horas de vuelo de demostración de su aeronave.

 

DE INTERNACIONAL A DOMÉSTICO

Aunque Taeca ha solicitado desde hace al menos tres meses que se recupere la categoría internacional para culminar desde allí el trámite de certificación, el proceso para hacerlo ha sufrido varios retrasos. Para lograrlo, Tocumen busca firmar desde mayo un convenio con la ZLC, para que sea esta la que brinde el personal pertinente de Migración y Aduanas.

De acuerdo con Rosa Muñoz, gerente de operaciones de aeropuertos regionales de Tocumen, los cambios en las gerencias de la ZLC y de Tocumen, S.A. han demorado el acuerdo. Aun así, la terminal ya se ha acondicionado a la espera de las operaciones de Taeca.

“Si la aerolínea me dice que tiene operación mañana, mañana tiene todo el personal. Pero no mantener el personal full time, porque son costos muy elevados que no tienen sentido”, indicó Muñoz, y explicó que laoperación del aeropuerto y el movimiento del personal se acordará de acuerdo con el itinerario de vuelos de Taeca.

En la noche del sábado, el avión Antonov de Taeca regresó de El Salvador, y la empresa cumplió con el requisito de demostración de cinco horas de vuelo nocturno. De esta manera, la cuarta fase está próxima a finalizar. En la quinta y última, que tomaría unos 10 días, se hará una revisión de todos los documentos antes de aprobar un certificado de operación que le dará alas a una serie de inversiones que llevan años esperando por despegar.

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