ENFOQUE

Lecciones de la crisis helénica para Panamá

Opinión. La gravísima crisis de Grecia nos deja mucho que aprender, en especial que al adoptar el euro como su moneda renunciaron a tener una política monetaria propia, parecido a Panamá con el dólar, lo que bien administrado tiene grandes ventajas, pero que de lo contrario puede resultar catastrófico. El problema griego incluye: ausencia de transparencia financiera del gobierno, manejo irresponsable de las finanzas públicas, altísimo e insostenible déficit fiscal, sobre-endeudamiento público, y —para agravar— según reportan importantes medios, rampante evasión de impuestos.

En ausencia de autonomía monetaria le quedan estrategias fiscales, las cuales pueden ser muy dramáticas. Los escenarios incluyen: eliminación de empleos gubernamentales, recortes de servicios públicos, eliminación de subsidios, incremento de impuestos, reducciones de salarios a empleados públicos y recortes en pensiones y jubilaciones, entre otros. Además, estas medidas exacerbarían la recesión económica, prolongando agónicamente una recuperación. La alternativa sería cesación de pago de sus obligaciones, con terribles consecuencias futuras.

¿Qué podemos hacer en Panamá para no estar ni cerca a esta situación? Se requiere disciplina fiscal y metas de largo plazo: procurar superávit fiscal o leve déficit solo cuando aumenta el desempleo, no incrementar el stock de la deuda y crecer ingresos tributarios. Lo primero se puede lograr con una estrategia de amortización de empleo para ir reduciendo el gasto corriente en la medida que empleados públicos se jubilen o retiren de la fuerza laboral y reemplazarla a una tasa menor. No aumentar el monto de la deuda nos permitiría continuar reduciendo la relación Deuda/PIB a lo largo del tiempo, llegando a niveles muy bajos con gran flexibilidad para el país. La recaudación puede mejorar por dos vías: creando conciencia y responsabilidad ciudadana combinada con rendición de cuentas sobre el uso de recursos de los contribuyentes, y a su vez un plan que nos lleve hacia la sobre-simplificación del régimen tributario.

Es necesario mantener un buen ritmo de crecimiento del PIB real apoyado en un aumento sostenido de la productividad de los recursos y en una mayor tasa de ahorro nacional para disminuir la dependencia que tenemos en la inversión externa.

El país tiene activos valiosos que podemos usar para contrarrestar disminución de actividad económica, desastres naturales, crisis inadvertidas, shocks externos e inclusive insuficiencia previsional.

Podemos fortalecer el Fondo Fiduciario para el Desarrollo con el producto de la venta de acciones de empresas privatizadas y de otros bienes estatales.

A su vez, podemos sentar las bases para crear un fondo soberano y capitalizar este con ingresos excedentes del Canal una vez se haya completado su programa de expansión, y así eliminar la tentación de gastarlos en uso corriente, lo que podría traer problemas de pérdida de competitividad del país y “enfermedad holandesa”. En ambos casos podemos invertir este capital dentro y fuera del país y solo consumir su rédito, administrando ambos de forma transparente y autónoma, tal como se maneja la ACP.

Socio director de Indesa


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