Durante casi una década, China se enorgulleció de haber presentado el mayor número de patentes nacionales. Ahora demuestra menos interés en mantenerlas.
A pesar de la gigantesca cantidad de solicitudes, la mayoría de las patentes se descartan al quinto año, ya que los licenciatarios se niegan a pagar las comisiones cada vez más altas. Cuando se trata de las de diseño, más de nueve de cada diez se eliminan, casi lo opuesto de lo que sucede en Estados Unidos.
La alta tasa de deserción es un síntoma de la forma en que China ha presionado a universidades, empresas y inventores caseros para transformar el país en una potencia autosuficiente. Los subsidios y otros incentivos apuntan a la presentación de solicitudes de patentes, en lugar de asegurarse de que esos inventos sean útiles. Por lo tanto, el volumen no se traduce en calidad, ya que el país sigue dependiendo de otros para ideas innovadoras, como los teléfonos inteligentes modernos. Esto significa que en realidad esas patentes no son tan valiosas como se pensaba, dijo Lu Junfeng, abogado de patentes de JZMC Patent and Trademark Law Office, con sede en Shanghái.