“Aquellos que no estudian la historia están condenados a repetirla. Sin embargo, aquellos que sí la estudian están condenados a ver, sin poder hacer mucho, mientras todos los demás la repiten”.
El 31 de marzo de 2017, la Organización Internacional de Comisiones de Valores (Iosco), de la cual Panamá es miembro, aprobó el estándar mejorado para el cumplimiento de la cooperación transfronteriza. Se trata del Memorándum Multilateral de entendimiento relativo a la consulta y el intercambio de información mejorado (EMMoU).
Este instrumento proporciona a los reguladores de valores nuevos poderes para hacer cumplir las normas.
Estos nuevos poderes conocidos como Acfit, por sus siglas en inglés, permiten a los miembros:
- Obtener y compartir los papeles de trabajo de las auditorías, comunicaciones y otra información relacionada con la auditoría o revisión de estados financieros.
- Obligar a la presencia física para testimonio, pudiendo imponer una sanción en caso de no cumplimiento.
- Congelar activos, si es posible, o si no, indicar información de cómo hacerlo al pedido de otro firmante del EMMoU.
- Obtener y compartir registros existentes de proveedores de servicio de internet y de teléfono (no añadiendo el contenido de las comunicaciones), incluyendo la asistencia de un fiscal, juzgado u otra autoridad y obtener el contenido de tales comunicaciones de las entidades autorizadas.
Desde el año 2002 ha existido el Memorándum Multilateral sobre consultas e intercambio de información (MMoU). Ha sido usado por 15 años por los reguladores para asegurar una cooperación global efectiva.
Tanto el MMoU como el EMMoU proveen el mecanismo para intercambiar material de investigaciones, tales como beneficiarios finales y registros bancarios, asegurando que ningún secreto bancario doméstico prevenga el compartir la información. El MMoU tiene 112 firmantes. Luego de 15 años, Panamá no ha firmado todavía el MMoU. Nosotros, en la Comisión Nacional de Valores, que fue pionera y ejemplo en el mundo en este tema, lo intentamos arduamente desde 2002 hasta 2008. No ha habido voluntad política ni empresarial. Por el contrario, se consideró la no cooperación como elemento de atracción de negocios. La no firma le ha conllevado a Panamá la penosa suspensión del derecho de voto en Iosco.
Recientemente, Panamá ha culminado un proceso, dilatado y lleno de obstáculos, para poder firmar el MMoU. Cuando Panamá crea haber llegado a la meta, verá que existe el nuevo estándar.
Si Panamá adopta la misma actitud de demorar intencionalmente ponerse al día, repetirá su lamentable historia de no cumplimiento por falta de voluntad. Habrá que modificar leyes y hacer cambios en acuerdos regulatorios, pero sobre todo, habrá que modificar la cultura. Esto ha resultado muy difícil. No se hacen las cosas por convicción, sino que se hacen siempre forzados por las circunstancias y por presiones internacionales.
Panamá, en este tema y desde siempre, no lidera, Panamá sigue a otros, y a regañadientes. Esperemos por el bien de todos que esta vez, en Panamá, sea diferente.