Si analizamos el “miedo al fracaso” con mayor detenimiento, podríamos percibir que a lo que le llamamos “miedo” realmente tiene menos que ver con un sentimiento y más que ver con una serie de metas improductivas. Cuando tenemos “miedo al fracaso”, usualmente estamos trabajando enfocados puramente en lograr resultados; preocupados de que nuestra idea es el reflejo de nuestras habilidades y tratamos de minimizar el riesgo perfeccionando y perfeccionando nuestra idea.
Reconocer esta serie de comportamientos y matices, de un sentimiento que de lo contrario se siente abstracto e inmanejable, nos permite pensar en cómo vencerlo. Aterrizando el monstruo enorme que es el miedo al fracaso, podemos trabajar con 3 metas productivas para vencerlo:
1. Metas de aprendizaje: cuando trabajamos con metas de aprendizaje, en vez de tratar de competir con los demás, estamos tratando de ser la mejor versión de nosotros mismos. Las metas de aprendizaje no le restan la importancia a cumplir las metas de negocio, pero sí eliminan la presión de tener que conseguir los resultados que imaginamos en el primer intento. Las metas de aprendizaje nos recuerdan que el éxito no viene por talento innato, sino por esfuerzo y es en esforzarnos donde debemos canalizar nuestra energía.
2. Enfocarnos en la tarea: Es posible que veamos el fracaso como un gran suceso cuando es, en realidad, la culminación de varios sucesos. En vez de evitar el fracaso, debemos trabajar para corregir errores a lo largo de nuestro camino. Ojo, que sugiero corregir y no evitar. Cuando nos enfocamos en la tarea, buscamos qué estrategia nos ayudará a solucionar el problema que tenemos en frente.
3. Buscar retos óptimos: El “miedo al fracaso” o las metas improductivas nos llevan a querer irnos por lo seguro como si el éxito allí se albergara. Los retos óptimos son óptimos, porque están solo cruzando la frontera de lo que podemos lograr, pero nos llevan a esforzarnos y es siempre en el esfuerzo donde está la satisfacción de nuestros clientes y el aprendizaje para nosotros.
Si te sientes detenido por tu “miedo al fracaso”, recuerda que los errores son comunes, inevitables y además llenos de conocimiento. Recuerda que el fracaso no llega sin una serie de avisos previos, y armado de estrategia los puedes resolver a medida que van ocurriendo. Finalmente, recuerda que el camino del emprendedor es un ciclo de mejora continua, y es en la meta de mejorar poco a poco donde realmente encontramos el éxito.
La autora es Promotora de emprendimiento