Uno para todos y todos para La Milonga

Uno para todos y todos para La Milonga


Poco se habrá imaginado el escritor brasileño Jorge Amado que un personaje turco de uno de sus libros inspiraría a un uruguayo a emprender en Panamá.

Pero lo curioso del caso no gravita en este pintoresco cocinero que Amado describe en su novela Gabriela, clavo y canela, sino que lo hace en la idea de negocios que Diego Benedetti (37 años) implementó de regreso al istmo tras sus vacaciones en Uruguay: un restaurante que se gestionaría como una cooperativa.

Como prefiere hacer las cosas en conjunto, Benedetti comentaba su plan y buscaba alianzas, socios y motivación en sus amigos. Quería que el menú fuese de comida uruguaya (preferentemente pizza), pero siendo esta una comuna pequeña en Panamá optó por extenderlo a platos típicos de Brasil y Argentina.

“Por un tema filosófico quise que no fuera solo un tema de capital, que girara en cuánto inviertes y cuánto ganas. La idea era hacer algo de trabajo y capital: adaptar el instrumento sociedad anónima, diseñado para un enfoque más capitalista, y tratar de adaptarlo a un enfoque más cooperativista”, explica Benedetti, que reside en Panamá desde hace dos años y medio.

UN RESTAURANTE, UNA COOPERATIVA

Al cabo de unos meses, 12 personas de distintas nacionalidades integraban la cooperativa. Pero la participación aumentó cuando escuchó sobre crowfunding, que sirve de mecanismo colaborativo de financiación de proyectos. Para ello, se destinaron 140 acciones, de las cuales 135 están repartidas entre 96 socios que llegaron por esta vía.

Es decir, que en total 108 socios se reparten 3 mil 600 acciones de la empresa Chinguirito, S.A., propietaria del restaurante La Milonga (@lamilonga_pty en Instagram).

El restaurante forma parte de un proyecto que se inició con la compra del hostal Panamá Hat por parte del colectivo, que funciona en el mismo edificio ubicado en la calle 47 este de Bella Vista. Al adquirirlo, los asociados destinaron los $215 mil para remodelar, equipar y adecuar ambos establecimientos, y optaron por mantener cada uno en las dos plantas del inmueble.

Benedetti dice que la motivación surgió en parte porque siempre le interesó tener un bar, porque es aficionado de la gastronomía, y porque no quiere trabajar para el lucro de otro para cuando tenga 40 años: “Al final, lo que queremos es hacer un club. Somos las mismas personas que nos vemos siempre la cara en algunos de los bares que visitamos. Entonces, ¿por qué no hacer algo por nosotros y para nosotros?”.

TODOS PARA UNO

Del capital que invierte cada socio por acción, el 80% corresponde al valor de la empresa y el 20% restante se distribuye por trabajo.

Cerca del 70% de los accionistas tienen un cargo operativo para pagar sus acciones, y lo hacen trabajando gratis por un año. Por ejemplo, Benedetti es camarero una vez por semana.

Lo más importante fue idear un buen gobierno corporativo para manejar esto bien y para tener una democracia interna y garantías para los socios minoritarios, dirá Benedetti.

Se estableció una asamblea de accionistas que se reunirá cada seis meses; debajo actúa una junta ejecutiva, que es la dirección de la compañía, con cuatro cargos honorarios elegidos mediante un proceso de selección. Finalmente, hay una junta directiva ampliada, compuesta por 14 miembros.

Personas de más de 15 nacionalidades y un promedio de edad de unos 32 años componen el músculo operativo de este restaurante, que abrió el 25 de noviembre y que ofrece un menú con rioplatense y brasileño, hecho por cocineros de estos tres países.

La oferta va desde pizza, fainá, entrecot, milanesas y chivitos, hasta empanadas, bolinhas de queijo y bacalhau, kibe, polenta fría o menú vegetariano, entre otros.

Aunque el establecimiento está dando sus primeros pasos, entre los planes de la compañía está vender alguno de estos platos en tiendas y supermercados.

Benedetti y compañía apuestan por bajos costos para atraer un mayor volumen de comensales, de manera que mantengan vivo un proyecto que nació con una impronta que se fue modificando y adaptando para satisfacer a todos sus socios: “Esto es algo alternativo. La enseñanza es que siempre se pueden hacer cosas diferentes y salirse un poco de la caja de lo que está preestablecido: de que los negocios se hacen de una forma; que el emprendimiento sea algo para llenarse de dinero, o que si no tenés plata no puedes emprender”.

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