Hay dos mentalidades, la basada en soluciones, y la basada en problemas. Quienes prefieren la primera se manifiestan desde la óptica del resolver y solucionar. Rara vez hacen referencia directa a problemas. Su mensaje es vendido como positivo.
Quienes hacen referencia a problemas son catalogados como negativos. Se dice de ellos que son personas que para cada solución tienen un problema. Se ridiculiza su búsqueda de causas y su excesivo análisis.
Anand Giridharadas, autor de Winners Take all, desarrolla la idea en mayor detalle con lo que ha denominado problemas tipo motor versus problemas tipo escena del crimen.
Ciertas personas, que son propensas a hablar exclusivamente de soluciones, siguen el enfoque de quien se encuentra frente a un motor con algún problema mecánico y procede a realizar los ajustes necesarios para que el motor funcione.
Por otra parte están quienes siguen el enfoque de escena del crimen, en la cual el buen investigador debe forzosamente preguntarse qué ha sucedido, debe ver hacia atrás, buscar responsables para castigar y evitar, en lo posible, que vuelva a suceder.
Panamá es un país de gente mayormente pragmática, en el que cala bien hablar de resolver y solucionar problemas, sin adentrarse mucho en sus causas y causantes. No se estima de provecho dedicar tiempo en demasía al pasado, la historia, el análisis científico, la búsqueda de causas y responsables.
Las razones son múltiples. Para la mayoría prevalece el interés, lógico y legítimo, de encontrar soluciones y de resolver el problema que lo agobia en lo inmediato. Para otros, el interés puede ser precisamente no adentrarse en el pasado, causas y responsables, ya que puede resultar, las más de las veces, que, de determinarse el origen de los problemas, resultaría que sus causantes pueden ser precisamente aquellos que ahora hablan de las soluciones.
Cualquiera que haya tenido que pasar por un cuarto de urgencia, ya sea para ser atendido o para la atención de un familiar, tiene como interés primario encontrar alguien que solucione y resuelva rápida y eficazmente la urgencia. No es ni el lugar ni el momento para disquisiciones académicas.
Igualmente, toda persona sensata y serena, luego de superada la urgencia, sabrá apreciar la importancia de que alguien haya estudiado y analizado profundamente el pasado, la historia, y haya descubierto el tratamiento científico que ha aplicado quien ha resuelto la urgencia. A ese estudioso usualmente no lo vemos, y en Panamá no se le tiene la debida consideración, ni se le brinda apoyo, a pesar de ser muy necesario.
Igual de necesario lo es también quien deba investigar las razones por las que se llegó al cuarto de urgencias. Como se observa, no es uno o el otro, sino un trabajo conjunto y colaborativo, en el cual ninguno obstruya ni prevalezca sobre las funciones del otro.
Comercio, investigación y justicia se necesita que funcionen todos bien en Panamá, no pudiendo prevalecer únicamente lo primero.
El autor es abogado