La estructura administrativa de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), que venía funcionando desde diciembre de 1999, fue realineada.
La junta directiva de la entidad aprobó un organigrama que comenzó a implementarse desde el 1 de octubre de 2018, cuando se inició el año fiscal 2019 del Canal.
Ello implica la salida de varios vicepresidentes a quienes se les cumplió su tiempo de trabajo en el Canal al llegar a la edad de jubilación.
El proceso también ha incluido la consolidación de algunas divisiones de trabajo, debido a los nuevos retos que enfrenta la vía acuática.
En medio del proceso de nombramiento del nuevo administrador de la vía interoceánica, programado para este mes de febrero, el Canal enfrenta un proceso organizacional único.
En edad de jubilación se encontraban: Manuel Benítez, subadministrador de la vía; Francisco Míguez, vicepresidente ejecutivo de Administración y Finanzas; Esteban Sáenz, vicepresidente de Operaciones; Óscar Bazán, quien fuera vicepresidente ejecutivo de Planificación y Desarrollo Comercial; y Jacinto Wong, vicepresidente de Tecnología e Información. Los cambios impactaban a 4 de 10 vicepresidencias.
Reestructuración
Con los cambios implementados, desaparecieron 2 de las 10 vicepresidencias que están bajo el mando del administrador Jorge Luis Quijano, a quien se le vence su periodo en el cargo en septiembre próximo.
La Vicepresidencia de Comunicaciones ya no existe como tal. Los funcionarios y responsabilidades a su cargo ahora están bajo la tutela de Óscar Vallarino, vicepresidente de Gestión Corporativa.
Con esta medida, el Canal intenta consolidar estrategias y ser más eficiente en el manejo del recurso humano.
Algo parecido ha ocurrido en la Vicepresidencia de Tecnología e Informática, que estaba a cargo de Wong, y la cual se consolidó con Ingeniería y Servicios después de la jubilación de este ejecutivo.
Es decir, que todo lo que es considerado como “servicios técnicos” estará bajo una sola vicepresidencia.
Esteban Sáenz, que estaba en la Vicepresidencia de Negocios de Tránsito, también se retiró, y el puesto lo pasó a ocupar Ilya Espino de Marotta, que estaba en la Vicepresidencia de Ingeniería y Servicios.
Espino de Marotta es una figura clave en la toma de decisiones del Canal. Fue la mujer que lideró el proyecto de ampliación mientras se desarrollaban los episodios más difíciles de la obra, como la paralización de trabajos por el mayor contratista, Grupo Unidos por el Canal, y posteriormente la presentación de los reclamos millonarios de dicho consorcio.
El puesto de Espino lo ocupa ahora Miguel Lorenzo, su antiguo subalterno inmediato, y hasta hace poco gerente de Ingeniería.
Óscar Bazán, que también se retiró, ejercía como vicepresidente adjunto de Negocios Complementarios.
Esta vicepresidencia es una las divisiones recién creadas en el Canal y busca atender los nuevos negocios, entre los que estarían un puerto de contenedores y un parque industrial y logístico, entre otros.
Tras la búsqueda de la persona con el perfil requerido para asumir los nuevos desafíos, el pasado 3 de diciembre ingresó al cargo Rafael Pirro Estévez, después de ser escogido y ratificado por la junta directiva de la ACP.
Pirro es un ingeniero con trayectoria en mercadeo, ventas, operaciones logísticas, control de calidad, relaciones laborales, finanzas y planificación, según se lee en su hoja de vida.
Uno de los principales retos de Pirro es desarrollar los nuevos negocios del Canal, el área donde la ACP busca generar más ingresos para hacer crecer los aportes que la vía hace al Estado.
Ordenado proceso de transición
Benítez, el subadministrador del Canal, sigue en su puesto. No se conoce de cambio alguno en esta posición, al menos no en este momento, cuando se baraja quién podría ser el nuevo administrador.
En lo que respecta a Míguez y la Vicepresidencia de Finanzas, tampoco hay cambios a la vista.
Aunque en edad de jubilación, se sabe que desde hace dos años algunos funcionarios debían retirarse, pero extendieron su período en el Canal a petición de Quijano, para no dejar a la entidad en medio del proceso de expansión.
Ahora que Quijano deja su puesto, muchos de los que allí trabajan, aunque en edad de retiro, continúan con sus responsabilidades como parte de un proceso de transición ante la llegada de un nuevo administrador, cuyas funciones arrancarán en siete meses.