La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), advirtió sobre la explotación excesiva de los recursos marinos en el mundo, y aseguró que cada vez es más necesario el uso y gestión de la actividad pesquera basada en la investigación científica.
En Panamá, industriales, pescadores, acuicultores, científicos y el Gobierno lograron un consenso para establecer un marco regulatorio que permita administrar de una forma más equitativa los recursos marinos del país.
Se plantea que dentro de las medidas de ordenación para lograr la conservación del recurso hay que actualizar todos los subsectores: la acuicultura, y la pesca artesanal, industrial y deportiva, entre otros.
La ley de pesca que rige la actividad en el país tiene 60 años y muchas de estas prácticas no estaban contempladas. Con la actualización de la Ley de Pesca Nº17 de 9 de julio de 1959 se pretende, entre otros aspectos, incluir pesquerías no contempladas o desarrolladas en esa época.
La acuicultura, por ejemplo, se ha convertido en una actividad altamente tecnificada, con excelentes rendimientos, ofreciendo empleos y seguridad alimentaria.
Sin embargo, la ley que regula esta actividad se ha quedado extemporánea para fiscalizar nuevas prácticas como el cultivo de especies marinas, explicó Flor Torrijos, administradora de la Autoridad de los Recursos Acuáticos de Panamá (ARAP).
La pesca artesanal es otra que está contemplada en el proyecto de Ley Nº131 con el que se pretende regular la pesca, la acuicultura y las actividades conexas de la República de Panamá.
La soberanía de la República de Panamá está compuesta por 70% de mar y 30% de tierra, y solamente en el Pacífico hay encuestados más de 25 mil pescadores artesanales que desarrollan una actividad sin regulación, advierte Torrijos.
En la pesca artesanal se ha detectado que por embarcaciones hay hasta 28 trasmallos, cuando deberían ser como máximo tres trasmallos, pero tampoco se puede multar a los pescadores porque no está regulado en la ley existente.
Con la nueva legislación de pesca se pretende dejar una herramienta moderna y actualizada que permita un mejor control y manejo de las actividades pesqueras y acuícolas del país, dijo Torrijos.
En acuicultura, el objetivo es regular el cultivo de nuevas especies como algas marinas, conchas perlíferas, cobia, moluscos, pámpano, camarón y bojalá.
También se pretende tener un marco general de la legislación donde se aprueben los permisos de una forma más expedita. Según la funcionaria, la actual legislación es obsoleta y el acuicultor que quiere invertir en una maricultura se demora aproximadamente tres años en conseguir todos los permisos, porque la ley está muy dispersa.
Mientras que a nivel mundial se observa descensos en las capturas comerciales de mariscos, se registra un incremento en el cultivo de especies marinas. El 50% del pescado que consumimos proviene de fincas de cultivos, destaca Torrijos.
En Panamá operan 14 fincas dedicadas a la maricultura (cultivo de especies marinas en jaulas en el mar). En la maricultira existe mucho potencial de crecimiento, pero se debe tener cuidado en las zonas donde se establecen las fincas, comentó Torrijos.
En este sentido, adelantó que se trabaja con organismos internacionales en la elaboración de un plan maestro para identificar las mejores zonas de cultivos en el país.
“Estamos convencidos de que Panamá puede tener una pesquería fructífera para todos, sin embargo, hay que tomar decisiones que afectarán a algunos gremios y por eso se ha activado por primera vez en 15 años la Comisión Nacional de la Pesca Responsable”, manifestó la administradora de la Arap.
Hasta la fecha se han realizado dos reuniones, en las que se abordaron temas sensitivos, como la cantidad de trasmallos permitidos en las embarcaciones de pesca artesanal, la suspensión o extensión de la resolución administrativa que prohíbe el uso de red de arrastre en una milla perpendicular a la costa desde Punta Chame hasta el estero de la comunidad del Salado.
Sector pesquero en cifras
Pesca deportiva
Panamá es considerado uno de los mejores destinos del mundo para la pesca deportiva. El atún, el marlín y el pez vela se encuentran entre las especies más buscadas frente a las costas del país.
Los ingresos que genera este deporte a la economía nacional son millonarios, pero igual de millonarios son los riesgos que puede ocasionar al ecosistema marino una actividad que carece de regulación, advierten científicos y ambientalistas locales.
Torrijos explicó que la pesca deportiva no estaba regulada porque la ley original está escrita para la pesca industrial, pero ahora se promocionará la actividad de una forma sostenible.
En el proyecto de ley 131 que se encuentra en la Comisión de Asuntos Agropecuarios de la Asamblea Nacional, en el artículo 60, se indica que corresponderá a la autoridad reglamentar la pesca deportiva en todas sus modalidades, incluyendo la licencia que la autorice, tanto de personas nacionales como extranjeros, tomando en consideración las especies, tallas mínimas, límites de captura, artes de pesca y zonas donde se desarrollará la actividad.
En el artículo 63 dispone que queda reservada para la pesca deportiva la captura de peces de pico bajo la obligatoriedad de liberar los especímenes capturados, así como la no posesión de ninguna especie de picudo a bordo de las embarcaciones.
‘catch and release’
La comunidad científica local e internacional advierte que la falta de regulación de la pesca deportiva en Panamá afecta la biología marina del país.
En el artículo “Vida después del catch and release”, publicado en la revista Marine Fisheries Review, el doctor Jean Cramer asegura que no todos los peces que son liberados en la pesca deportiva sobreviven.
Se estima que un 35% de los peces capturados durante esta actividad con anzuelo tipo “J” y que luego son liberados mueren, de acuerdo a estudios de Horodysky y Graves. El autor Michael Domeier sugiere una mortalidad de hasta 26% dentro de cincos días después de haberlos soltados. El nivel de estrés que se le ocasiona al pez es tan alto que finalmente mueren.