Luego de 5 años de retrasos, abandono y hasta la quiebra de contratistas, el futuro del centro de convenciones de Amador es incierto.
El 27 de marzo, el presidente Juan Carlos Varela anunció en sus redes sociales que el proyecto de 197.3 millones de dólares “abriría sus puertas”, el 1 de mayo, unos cuantos días antes de las elecciones generales del país. Pero a la fecha se desconoce si la compañía CCA-Cocige logró subsanar las más de 2 mil 300 fallas que la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) enumeró a inicios de febrero en la carta que envió al contratista, advirtiendo que anularía el contrato por falta de cumplimiento.
Tampoco está claro el estado jurídico del grupo constructor, ya que la propia ATP indicó que la empresa Construcciones Civiles Generales, S.A. (Cocige) estaba en proceso de quiebra. La compañía cerró sus oficinas centrales ubicadas en Juan Díaz, luego de perder contratos por más de 80 millones de dólares con el Estado, y actualmente es objeto de embargos por más de 150 mil dólares.
El contralor general, Federico Humbert, señaló en el pasado reciente que la empresa China State Construction Engineering Corporation Ltd. (CCA) había enviado una solicitud de prórroga al Consejo Nacional de Turismo (CNT), pero también se desconoce el desenlace de esta petición. La ATP mantiene reserva sobre el tema.
Si el nuevo anfiteatro abre sus puertas el primero de mayo, el acto en sí solo significará poco para la industria turística, pues no contará con los equipos técnicos para funcionar, ya que esto no forma parte del contrato de CCA-Cocige. Los equipos no pueden instalarse si no se termina la obra gris.
Y aunque todo estuviese instalado tampoco podría funcionar, ya que no hay un administrador que se encargue de su operación.
El 20 de diciembre la Contraloría devolvió a la ATP el contrato por 2.8 millones de dólares que la entidad había firmado con la empresa estadounidense SMG, para la administración y mercadeo del centro por un periodo de 6 años. Se desconocen las razones para objetar el refrendo.
SMG fue escogida por el CNT en octubre de 2017 y durante su presentación aseguró que en el primer año de operación traería más de 100 eventos al país, lo que dejaría un rédito de 18 millones de dólares.
SMG hizo sus proyecciones tomando en cuenta que el contrato de CCA-Cocige terminaba el 31 de diciembre de 2018.
Para Armando Rodríguez, presidente de la Asociación Panameña de Hoteles (Apatel), es preocupante que SMG no haya iniciado con el mercadeo del centro de convenciones, y agrega que pueden pasar hasta 2 años para que el complejo reciba un eventos de gran volumen.
“Nos preocupa que una vez esté operativo con todo su equipamiento, y debido al retraso que arrastra la obra, el centro de Amador capture eventos locales, lo que significaría una competencia directa para los hoteles, que en estos momentos atraviesan por una fuerte crisis”, comentó.
Por su parte, Ernesto Orillac, presidente de la Asociación de Operadores de Turismo, dijo que es urgente terminar la construcción del proyecto, y mencionó que no puede permitirse que SMG desista de la administración, ya que es una empresa con basta experiencia en el tema.
El sector turístico tiene sus esperanzas de mejores días en la operación del centro de Amador, pero hay más preguntas que respuestas.
