China anunció nuevas restricciones drásticas contra las inversiones de las empresas chinas en el extranjero, principalmente en los sectores hotelero, de clubes deportivos, cines, inmobiliaria y entretenimiento.
Tras haber impulsado durante mucho tiempo las compras efectuadas por sus firmas a nivel internacional, Pekín cambió el tono bruscamente a finales de 2016, advirtiendo contra las compras “irracionales”.
Las inversiones en el extranjero que no se hagan conforme a la diplomacia china del desarrollo pacífico, a la cooperación mutuamente benéfica y a la regulación macroeconómica, serán objeto de restricciones, indicó el Gobierno chino en una directiva, alegando querer prevenir riesgos.
Además, las empresas chinas no podrán invertir en países o en regiones en guerra, o en aquellos que no tengan relaciones diplomáticas con China, según la misma fuente.
La directiva también prohíbe las inversiones que puedan ir contra los intereses y la seguridad del país, como la producción de material y de tecnologías militares no autorizados, los juegos de azar y la pornografía, precisa el texto.
La directiva llega después del anuncio de que el empresario chino Gao Jisheng entró en el capital del club de fútbol de Southampton, de la primera división inglesa.
Según la prensa británica, la familia Gao adquirió el 80% de las partes por 257 millones de dólares. Pero Pekín lleva varios meses dirigiendo una ofensiva contra los grandes grupos, cuyas compras en el extranjero y el endeudamiento colosal que las acompaña son vistos como una amenaza para el sistema financiero chino.